Si tus dedos acarician
el sueño de una estrella
y tienes una idea hermosa y bella;
si llenas tus pulmones
con aroma de nenúfares
entonando canciones
que recuerdan cantares,
y hablan de amores
en resecos corazones;
si tu ilusión no está perdida
entre flores marchitas;
si en la cruel derrota
te levantas a luchar,
con el alma maltrecha y rota;
si las fuerzas enemigas
te superan en número
y no importa lo que digas,
sino lo que hagas y vivas,
Grita. Grita cuanto puedas.
Despliega banderas al viento
y avanza sin remordimiento,
pues con triunfo o fracaso,
renaciendo o muriendo,
al amanecer o al ocaso,
subiendo o cayendo,
tus oídos podrán escuchar
el suave rumor celestial
que sigue creyendo
en tu pequeño ideal.Miguel Navarro
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