Cojuelo en Siete Aguas.


En su peregrinar, Diablo y Fortuna, por Siete Aguas fueron a pasar, y tal fue la aventura que vivieron, que muchos la recordaron por años sin par…

Fragmento de la novela “Cojuelo corre” :

“Fue en el río, antaño conocido como del diablo, donde estaba ubicada una antigua Venta por donde pasó el muy Ilustre Emperador Carlos I de España y V de Alemania, que en aquella época Alemania también se hacía de rogar, como mínimo con cinco padrenuestros y cincuenta avemarías. Pues bien, después del emperador la visitó nuestro amigo Cojuelo y quedó en tal desaguisado la Venta que ahora es recordada como la Venta Quemada. Un poco más abajo se encuentra Venta Mina o Venta de L’home, donde siguen haciendo buenos guisos y alguna que otra copa con especial esmero y cuidado.

La urbe recibe su denominación en honor a siete manantiales que rodean al pueblo en benefactor don mineral. Cada uno recibe…”

A la venta en: 







Taizé - Nada te turbe - Santa Teresa de Jesús

Pequeño homenaje a Santa Teresa de Jesús cuya festividad se conmemora el 15 de octubre. 
Teresa de Cepeda y Ahumada, más conocida por el nombre de Santa Teresa de Jesús o simplemente Teresa de Ávila (Gotarrendura, 28 de marzo de 1515 – Alba de Tormes, 4 de octubre de 1582), fue una religiosa, doctora de la Iglesia Católica, mística y escritora española, fundadora de las carmelitas descalzas, rama de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (o carmelitas).
 (la letra más abajo)




“Nada te turbe” de Santa Teresa de Jesús

Nada te turbe;
nada te espante;
todo se pasa;
Dios no se muda,
la pacïencia
todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene,
nada le falta.
Solo Dios basta.

Eleva tu pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
''nada te turbe.''

A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
''nada te espante.''

¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
''todo se pasa.''

Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
''Dios no se muda.''

Ámala cual merece
bondad inmensa;
pero no hay amor fino
sin ''la paciencia.''

Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
''todo lo alcanza.''

Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
''quien a Dios tiene.''

Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios tu tesoro
''nada le falta.''

Id, pues, bienes del mundo;
id dichas vanas;
aunque todo lo pierda,
''solo Dios basta.'


Soneto al espejo de una dama - Gaspar Aguilar (1561-1623)

SONETO  A UN ESPEJO DE UNA DAMA (i)

En ese cristal puro y transparente,
divino espejo, contemplar pudiera
la viva luz, la imagen verdadera
de mi querido sol resplandeciente.


Mas su temida, respetada frente,
resplandece en tu luna de manera,
que en mis turbados ojos reverbera
con el reflejo de su rayo ardiente.

Pues eres claro y la razón es clara,
si te mira mi Nise, en ella inspira
la justa claridad de mi querella.

De suerte que mostrándole su cara
le muestra mi razón, que si la mira,

podría ser enamorarse de ella. 

Gaspar Aguilar (Valencia, enero de 1561 - Valencia, 26 de julio de 1623).

El diablo también visitó Ayora.

Y el diablo también pasó por Ayora donde nuevas venturas y desventuras se vivieron…

“En tan lamentable estado, alzaron el vuelo continuando el viaje hasta Ayora, primer pueblo de la provincia valenciana, cuna de la miel, alma de hidalga ternura, que se alza en 
cabecera de llanura. Sobrevolaron el suelo, a baja altura, para no ser detectados por radares ni fuerzas paranormales.
Encontraron alojamiento en la casa de la Marquesa…”

(….)
Regresaban a la Casa de la Marquesa, cuando en el camino se cruzaron con un anciano sacerdote, que para la ocasión se había acercado. Ya finalizada la ceremonia, antes que acabase el convite, el hombre caminaba a la casa parroquial para la noche pasar y al día siguiente marchar. La calle era estrecha, las luces oscurecían al paso de dos individuos, que en dirección contraria venían. Uno se movía con aparente dificultad, cojo de una pierna, y, cierta sombra tenebrosa, no propia de la oscuridad, envolvía al sujeto dotándole de maldad. Detuvo su paso, al tiempo que los caminantes detuvieron el suyo.
– A la paz de Dios –dijo el anciano.
Crispulo, extrañado quedó que semejante saludo un viejo le ofreciese. Miró a su compañero el cual, los ojos en los del contrario se habían posado, examinando, escrutando, interiorizando, intentando algo que esfuerzo le estaba costando.
– Tranquilo Cris –dijo el diablo– que este hombre me ha reconocido, mas peligro en él no hay ninguno.
El hombre, canoso, de frente amplia, tan amplia como un campo de aviación, de arrugas infinitas y pequeños ojuelos que tras unas gafas, tan gruesas como un culo de vaso, se ocultaban, sonriendo le dijo a Cris: 
– Ten cuidado con la compañía que puede no ser recomendable. Las apariencias engañan y algunos seres mienten más que engañan.
Cojuelo devolvió una sonrisa torva, agrietada tal vez por la experiencia del día, o quizás por ser malévola en su naturaleza, cuando dijo:
– He aquí un hombre que jamás ascendió, soñaba con ser alguien y en cura de pueblo quedó. De un lugar a otro, de una parroquia a otra, siempre los mismos trabajos, siempre las mismas funciones y en el arzobispado sus méritos jamás reconocieron. Deberías haber cambiado de bando viejo verde, que perdiste los placeres para ser ignorado, desechado y, en ocasiones, humillado, por un pueblo que nunca agradeció los sacrificios que realizaste. Al contrario, te criticaban porque cambiabas el horario de la misa, o porque siempre estabas pidiendo, o tal vez porque quitabas costumbres que para el pueblo eran sagradas tradiciones. Tus palabras chirriaban en los oídos, tildándote de anticuado, de falso, de interesado.
– Soy como me enseñaron –replicó benévolo el anciano–, ni mejor, ni peor, para mí nunca pedí nada, pues nada merecí. Lo que hice lo hice por mi Señor, si sufrí, recompensa en Él conseguí. Tal vez no pude cambiar muchas opiniones, ni ayudar a la gente cuando más lo necesitaba, pero en mis oraciones nunca me olvidaba de ellos y si fallé, con mi pena me arrepentí. Ahora, en la vejez, no espero nada, solo aconsejo y aviso lo dura que es la batalla.
Cris tuvo la precaria sensación de encontrar dos contendientes medievales, dos hidalgos dispuestos a entablar el combate de un momento a otro, pero siempre corteses cuando reconocen digno enemigo. Aquello salía de madre, pensando que medio mundo se había vuelto loco, o él había enloquecido con tantos acontecimientos extraños. Adivinando sus pensamientos, Cojuelo dijo:
– No te extrañe este diálogo, entre enemigos que se respetan. Este anciano fue tentado tantas veces como años recorren sus sienes. Aunque no tuvo jamás recompensa, cosa que debería haberle hecho pasar a nuestro lado, con celos, envidias y otras variadas comidillas, el caso es que permaneció fiel. Un poco raro, tal vez, pero fiel a sus creencias. Por eso nos respetamos, ahora no cambiará él, ni yo le atacaré.  Su causa es causa perdida para un demonio.
– La maldad –dijo el sacerdote– no es tan grande como la pintan en tu corazón. Siempre puede haber un motivo de arrepentimiento, un perdón para tus crímenes, una sosegada compasión a tus atrevimientos.
– Si tú, a tu edad, no vas a cambiar, no pidas que a la mía traicione a mi señor, que disfruto de sus pecados y causa es de temor. Sigue tu camino antes que me arrepienta y rompa la tregua que exige tu condición.
Ambos contendientes permanecieron unos minutos en silencio tras los cuales se despidieron, cada uno a su manera.
– Ten cuidado muchacho, no te dejes arrastrar por su especie; y tú, demonio, que mi Señor te bendiga.
– Y el mío te maldiga –respondió con sorna Cojuelo.
– Halagado quedo –respondió el sacerdote mientras reanudaba su camino– que si un diablo te maldice es que hay Dios en el cielo.
Cris permaneció en silencio mientras buscaban la calle principal para llegar hasta el alojamiento, tan solo el eco pausado del bastón de Cojuelo retumbaba en el vacio de aquellas calles ocultas. "

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Cantorales. Libros de música litúrgica en la Biblioteca Nacional de España.


La Biblioteca Nacional de España organiza la exposición “Cantorales. Libros de música litúrgica en la BNE”, dedicada a dar a conocer los ejemplares más notorios de este tipo de libros, así como el trabajo de datación, catalogación, conservación y restauración de los mismos.
Me encantaría asistir si me fuera posible mas la distancia y algún que otro inconveniente no digno de mención tal vez me lo impidan. Tal vez sea imposible, tal vez no, pero no por ello me resistiré a su admiración. Se trata de una magnífica exposición que organiza la BNE y que invito a quien pueda que se acerque para admirarla.

El cantoral es un tipo de libro musical que puede contener polifonía (es decir, música escrita para varias voces superpuestas) o, con mucha mayor frecuencia, canto llano del repertorio gregoriano, usado en la liturgia de la Iglesia Católica. Entre los siglos XV y XIX estos libros corales fueron muy abundantes y hubo gran demanda de ellos en todos los establecimientos eclesiásticos.
La Biblioteca Nacional atesora una colección cercana al centenar de volúmenes, procedentes, la mayor parte, de monasterios y conventos desamortizados. De todos ellos, quizá los más destacables son los dos más antiguos: fueron realizados durante el reinado de los Reyes Católicos, antes de la Conquista de Granada (1492).
En la Sala Hipóstila de la Biblioteca, el visitante podrá descubrir las características esenciales y todos los aspectos reseñables de los cantorales: contenido musical, modalidades de notación, técnicas y procedimientos de elaboración, interés iconográfico, problemas de preservación, etc.
Llama su atención el tamaño de los mismos, pues, si no estoy equivocado, algunos de ellos pesan cerca de treinta kilos. Esto se debía a que su tamaño era grande ya que los colocaban sobre un atril y los monjes debían leerlos a cierta distancia.
Verdaderas joyas dignas de admiración.

Os recuerdo que la exposición permanecerá hasta el 18 de enero de 2015 en la Sala Hipóstila de la Biblioteca Nacional de España.
A continuación el enlace correspondiente:


Glosa, "Tanto el querer me da pena..." de Miguel Beneito (1562 - 1599)

GLOSA

Tanto el querer me da pena
que mi gusto verdadero
por no querer, no le quiero.

Saqué de un querer finado
un regalado escarmiento,
pues nunca más he querido
tener a mi pensamiento
al poder de amor rendido.

Jamás a querer me ofrezco
por no verme el alma llena
del querer por quien padezco,
pues muero cuando aborrezco.
¡Tanto el querer me da pena!

Sin querer quiero vivir
gozando de libertad
pues que lo puedo sufrir
que el querer con lealtad
es obligarse a morir.

Y pues en queriendo muero
si el gusto busca afición
ni le sigo, ni le quiero,
pues es mejor mi intención
que mi gusto verdadero.

Mi intención es no tener
sacrificada mi vida
al gusto de una mujer,
aunque mi gusto lo pida
por no obligarme a querer.

Por la libertad me muero,
a ella quiere mi esperanza,
mas no por querer la espero,
que bien que el querer lo alcanza
por no querer, no le quiero.


Miguel Beneito

Miguel Beneito (Valencia, c. 1562 - 1599), dramaturgo prelopista español.

      Fue miembro de la Academia de los Nocturnos, una tertulia literaria de Valencia, con el sobrenombre de "Sosiego" y el cargo de portero. Sólo se conserva una obra suya: "El hijo obediente". Es un jalón más hacia la comedia de Lope de Vega que sigue los senderos trazados por el dramaturgo valenciano Francisco Agustín Tárrega, también miembro de la citada academia.







Viviré como el águila. (sexteto)

Viviré como el águila: soñando,

enamorado del cielo y su fuerza,

bajo la claridad de mil estrellas hermosas.

Soñando he de renacer recitando

los versos que crearon la belleza


de mano del Creador de las cosas.
Miguel Navarro





Sexteto: combinación métrica de seis versos de arte mayor y rima consonante ajustados al esquema ABCABC.

Cojuelo corre, el diablo Cojuelo llega a Valencia.

Y el diablo Cojuelo llegó a Valencia....
(extraído del capítulo 17)

"De esta forma llegaron hasta Valencia, enseña del Mediterráneo, madre adoptiva de Rodrigo Díaz de Vivar, rosa perfumada de Levante y orgullo español, semáforo de Europa, murciélago ruidoso en noches de verano, cuna de flores y naranjos, de luz y de colores, de pólvora y arrozales, eterna tercería en capitalidades hispanas, esplendoroso contraste de pasado y futuro que pierde el presente, sastrería de moda, inversora de los siete pecados capitales y algunos otros provincianos, circuito de carreras en la fuga de cerebros, pescadora de sueños pecadores, velero al viento descuajado por huracanes trapicheados. Pueblo trabajador, mestizo y afable, que reúne en sus calles esfuerzo y sudor, penas y alegrías, amabilidad, humor y amor."

Si te gusta, puedes conseguir la novela en:










Juan Ramón Jiménez, Piedra y cielo.

Para alguien que acaba de publicar un e book, este poema resulta alentador:


Quisiera que mi libro
fuese, como es el cielo por la noche,
todo verdad presente, sin historia.
Que, como él, se diera en cada instante,
todo, con todas sus estrellas; sin
que niñez, juventud, vejez quitaran
ni pusieran encanto a su hermosura inmensa.
¡Temblor, relumbre, música
presentes y totales!
¡Temblor, relumbre, música en la frente
—cielo del corazón— del libro puro.

Juan Ramón Jiménez, Piedra y cielo.






Biografía (fuente wikipedia)
Juan Ramón Jiménez nació el 23 de diciembre de 1881 en Moguer – Huelva.  Aprende primaria y elemental en el colegio de Primera y Segunda Enseñanza de San José. En 1891 aprueba con calificaciones de sobresaliente el examen de Primera Enseñanza en el Instituto "La Rábida" de Huelva. En 1893 estudia Bachillerato en el colegio de San Luis Gonzaga del Puerto de Santa María, y obtiene el título de Bachiller en Artes. Se traslada a Sevilla, en 1896, para ser pintor, creyendo que esa es su vocación. Allí frecuenta la biblioteca del Ateneo sevillano. Escribe sus primeros trabajos en prosa y verso. Empieza a colaborar en periódicos y revistas de Sevilla y Huelva.
Comenzó la carrera de Derecho impuesta por su padre en la Universidad de Sevilla, aunque la abandona en 1899. En 1900 se trasladó a Madrid y publicó sus dos primeros libros de textos, Ninfeas y Almas de violeta. La muerte de su padre en este mismo año y la ruina familiar, confirmada cuando él y su familia perdieron todo su patrimonio embargado al fallar el Tribunal Supremo a favor del Banco de Bilbao, le causaron una honda preocupación, vivida intensamente a causa de su carácter hiperestésico, y en 1901 será ingresado con depresión en un sanatorio en Burdeos, regresando a Madrid, posteriormente, al Sanatorio del Rosario.
Su primer amor fue la idealizada Blanca Hernández Pinzón, la "novia blanca" de sus versos, pero pronto el poeta se convertirá en todo un donjuán; los 104 poemas de sus Libros de amor (1911-1912) consignan aventuras con mujeres solteras, casadas, con una norteamericana madre de una hija, con la esposa del psiquiatra que atendió su depresión tras la muerte de su padre.
En 1902 publica Arias tristes e interviene en la fundación de la revista literaria Helios. También abandona el Sanatorio del Rosario y se traslada al domicilio particular del doctor Luis Simarro. Ya en 1904 publica Jardines lejanos.
En 1905 regresa a su pueblo natal a causa de los problemas económicos por los que atravesaba su familia, residiendo en la casa de la calle Aceña. Este periodo coincide con la etapa de mayor producción

Cojuelo corre

Sinopsis

            Primera novela barroca del siglo XXI donde lirismo, magia y teatralidad se entremezclan en una divertida sátira de la España contemporánea. Un viaje existencial que muestra la otra cara del mundo. Dobles intenciones, tentaciones y perversiones variadas de la mano del Diablo Cojuelo que vuelve a la vida para tomar venganza de aquello que pudo ser y no fue, temor de frailes, delicia de doncellas, tentador de tentadores.
Un mundo truculento en el que las aventuras más dispares rinden homenaje al Siglo de Oro de nuestra literatura. Una reflexión necesaria para comprender el amargo presente de un país que vive en la Utopía irreal de sus gobernantes.
            Pinceladas de humor agridulce que despertaran situaciones anacrónicas no por ello imposibles. Trazos divertidos sobre personajes ficticios aderezados con un toque de veracidad. Neobarroco literario posmoderno que bucea en la moralidad de una sociedad amoral. Divina comedia de un mundo infernal.

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De Balzac

  “ Finalmente, todos los horrores que los novelistas creen que  están inventando están siempre por debajo de la verdad” .  Coronel Chabert...

– Contra hidalguía en verso -dijo el Diablillo- no hay olvido ni cancillería que baste, ni hay más que desear en el mundo que ser hidalgo en consonantes. (Luis Vélez de Guevara – 1641)

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