“El sepulcro vacío” de Ladislas Fodor, obra de teatro representada
en TVE en el año 1968.
Ladislas
Fodor (Budapest,
28 de marzo de 1898 - Los Ángeles, 1 de septiembre de 1978) fue un escritor y
guionista húngaro.
Trabajó como periodista en Budapest desde la década de
1920, y en esa época escribió varias comedias de teatro. Muchas de ellas se
tradujeron al castellano y se estrenaron en teatro, como Atrévete, Susana
o “Europa y el toro”.
Desde la década de 1930, varias adaptaciones
cinematográficas de sus obras llegaron a los cines de Alemania, Gran Bretaña,
México, Francia y sobre todo los Estados Unidos.
Residió en Viena hasta que, en marzo 1938, el advenimiento
del Anschluss (fusión de Austria a la Alemania Nazi) le impulsara a abandonar
la ciudad a causa de sus orígenes judíos.
Fodor
emigró a Francia y desde allí a los Estados Unidos. En ese país trabajó en
Hollywood como co-autor de varios guiones de cine.
En los años 50 regresó a Europa y se instaló a finales de
la década en la República Federal de Alemania, continuando su labor de
guionista e incluyendo el género del spaghetti-western, en títulos como La balada de Johnny Ringo (1968).
Su repertorio teatral es variado aunque siempre se puede
identificar su estilo por la tendencia hacia las parcelas históricas y
simbólicas con preocupaciones de carácter social y psicológico.
Margarita de Navarra, de tema español, fue su primera obra
y entre las más notables merecen citarse:
Ruleta.
Un ratón en la Iglesia.
Un beso ante el espejo.
El sepulcro vacío se estreno el 10 de mayo de 1948 en el
Teatro Príncipe de Gales de Londres. Esta pieza trata el problema básico,
esencial, del cristianismo: la Resurrección. Si Jesucristo no resucitó, dice
San Pablo, vana es nuestra fe.
Sobre testimonios evangélicos y textos bíblicos, dejando
libre en ocasiones toda su capacidad de invención dramática, Ladislas Fodor nos va a ofrecer un
debate, un juicio, un libro blanco de los acontecimientos ocurridos en
Jerusalén durante la primera Semana Santa.
El planteamiento de Fodor es atrevido, arriesgado, casi funambulesco para un seglar
metido en teologías. Su invención va siempre dentro de los límites de la
ortodoxia a pesar de que sus personajes contrarios, sus abogados del diablo,
deban marcar también el agrio verismo de su posición.
Si la obra es atrevida en el fondo, aún lo es más en su
forma. Juega el autor constantemente con el anacronismo, utiliza formas
jurídicas desde fuera del tiempo y los personajes, a la vez que se comportan
como seres de su época no hurtan zambullirse en el tiempo y elucubrar con
aspectos y hechos posteriores. Una obra singular en cuanto a forma y fondo.
Puedes disfrutar la obra de teatro entrando en la imagen.
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