La religión, sea la que sea, anglicana, budista, judaica, católica, es necesaria por encontrarse fuertemente vinculada al carácter existencial de la dimensión humana. La intercomunicación del individuo con la creación le libera de las ataduras materiales hacia la trascendencia de la luz. Esa interiorización renueva las fuerzas para regresar a un entorno en ocasiones demasiado hostil. Mención a parte consiste en determinar cuál es la religión verdadera, aunque como dijo Jesús:”el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. No entraré en el tema, la cuestión es la necesidad de la perspectiva espiritual en una dimensión humana integral.
La enfermedad, el caos, la pobreza, la corrupción maltratan degradando de forma sistemática a la persona bajo infinidad de situaciones, algunas imperceptibles, y solo es posible un enfrentamiento real a los problemas previo su análisis espiritual, después vendrá la respuesta material.
La reflexión y el recogimiento interior pueden ser nulos sin la percepción de esa otra realidad siempre presente y latente en el ser humano.
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