Porque cantamos.
Tal día como hoy, 17 de
mayo de 2009, murió Mario Benedetti. Releyendo “porque cantamos”, uno de sus poemas más famosos, se me ocurre
rendirle mi particular homenaje parafraseando, o tal vez debería decir
paraversificando con el siguiente poema.
Porque soñamos.
Si la vida está llena
de miseria,
si la pobreza acampa
con tristeza,
todos sucumbimos a la
pereza
de no hacer por el
mundo cosa seria.
Y te preguntarás por
qué soñamos.
Si nuestros mayores son
olvidados
y la fe, triste y sola,
se marchita
bajo una sociedad torpe
y maldita
que deja a los débiles
marginados.
Y te preguntarás por
qué soñamos.
Si el tiempo huye fugaz
de nuestras manos
ganando por goleada la
partida
de un alma rota,
ahogada, dividida
por la mediocridad de
mil enanos.
Y te preguntarás por
qué soñamos.
Soñamos porque la vida
son sueños
y los sueños regalan a
la vida
blancos y briosos
corceles sin bridas
que galopan en páramos
sin dueños.
Corramos y corriendo
gritaremos.
Soñemos porque el sueño
es como el viento
que golpea con fuerza
cada mañana
despejando el polvo a
tanta maraña
que arranca con saña
nuestro lamento.
Gritemos y gritando
cantaremos.
Soñamos con los
pliegues de esa falda
que generosa le regala
al cielo
una mirada, un suspiro,
un anhelo
en la dulce penumbra de
la almohada.
Cantemos y cantando
soñaremos.
Soñemos por los niños y
si vemos
que el futuro puede ser
tan incierto
soñemos para que sea
tan perfecto
como los dioses quieren
que soñemos.
Soñemos y soñando
viviremos.
Soñemos y soñando
venceremos
tristeza, penurias y
pesadillas
que asolan marchitando
estas orillas.
Vivamos y viviendo
soñaremos.
Miguel Navarro.
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