No eran reyes
pero conquistaron.
No eran santos
pero perdonaron.
No eran la luz
pero iluminaron.
Se rieron
de vida y muerte
y al azar
dejaron su suerte.
Eran bebedores
de amargos vinos
y dulces sinsabores
No eran sabios
pero lo aprendieron.
No eran los mejores
pero mejoraron.
No querían morir
pero los mataron.
Eran soñadores,
de bellos sueños
y palabras fugaces.
Eran tristes truhanes
de versos redondos
y luceros brillantes. M.N.
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