“En
el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la
Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de
la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En
la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la
tiniebla, y la tiniebla no la recibió.” San Juan (1, 1-5)
La palabra, el gran misterio de la creación, lo inevitablemente etéreo, incorpóreo, que nos colma de sueños y esperanzas. Gran decepción de los materialistas pues aquello que no es materia, que no es nada, se sobrepone a sí misma convirtiéndose en el Todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario