Silva: Poema
formado por un número indeterminado de versos endecasílabos y heptasílabos, de
rima consonante, de libre disposición, pudiendo quedar sueltos algunos versos.
El
pobre caritativo.
Pobre,
sólo era un pobre,
hombre
pobre que muy poco tenía
y
el pan que se ganaba
lo
daba a quienes sin plata ni cobre
solo
sobrevivían
pidiendo
por caridad cada día
y
en su interior sufrían
sin
la dignidad de hombres
que
al ser seres humanos,
hijos
de un mismo Dios somos hermanos.
Su
amor la Virgen era,
su
dulzura, su graciosa belleza,
su
confianza sencilla,
llenaban
su ser de fe verdadera
por
quien al mundo diera
tan
grata majestad y realeza
que
siempre prefiriera
al
que más necesitado estuviera
en
pobreza y riqueza,
en
penas, debilidad o flaqueza.
Mas
cuando le llegaba
el
amargo día de la partida
a
la Virgen pedía
por
todos los pobres que atrás dejaba,
por
los necesitados,
por
los que sufrían en esta vida,
ahora
abandonados,
que
tanto los amaba
que
por ellos vivía,
por
ellos y por la Virgen María.
A
su lecho de muerte
vinieron
de lugares diferentes
multitud
de mendigos
que
consideraban una gran suerte
haberle
conocido
con
esa luz que ilumina a la gente
cuando
estamos vencidos
y
ya no somos fuertes.
Él
les daba esperanza,
fe,
confianza y a María alabanza.
Cuando
el final llegaba
se
le apareció la Virgen María,
muy
bien acompañada,
pues
un cortejo de ángeles llevaba
en
esa hora preciosa
en
la que el cielo ya le agradecía
su
vida generosa
que
a pobres entregaba
partiendo
su comida
y
vida al calor de un Avemaría.
Y
la Madre Gloriosa,
oyéndola
todos los del lugar,
con
voz tierna y hermosa,
de
esta manera le quiso halagar,
a
quien todos amaban
y
su vida dio a todos sin dudar,
mientras
se alimentaban
de
esa maravillosa
templanza
y alegría
que
sembraba por la Virgen María.
“Tú
mucho codiciabas
alcanzar
el cielo en mi compañía
y
supiste ganarla
cuando
las limosnas que repartías
por
mí las ofrecías
y
para ti no había noche y día,
que
por ellos pedías
y
siempre te acordabas
que
el amor ama amando
a
los que más lo están necesitando.
Acaba
tu jornada
y
he venido por llevarte conmigo
a
la santa morada
donde
espera mi Hijo, tu buen amigo,
donde
no existe el frío,
donde
el amor germina como el trigo
al
calor de un buen vino,
alimento
divino,
querido
y prometido
para
aquellos que bien lo han merecido.”
Cuando
hubo la Gloriosa
Madre
de Dios el sermón acabado,
separó
cuerpo de alma
de
aquel pobre tan bienaventurado,
y
su voz melodiosa
rogó
a los santos llevar al finado
a
las puertas del cielo
para
que sea honrado
y
por siempre alabado
el
Dios Padre de todo lo creado.
Los
hombres que allí había
oyeron
su dulce voz comprendiendo
que
de la Virgen era
y
no habiendo acabado todavía
vino
un rayo del cielo
que
tocó sus corazones ardiendo,
abandonando
el suelo
el
hombre que moría
y
al cielo renacía
para
gozar de tan gran compañía.
En
un convento honrado
para
dar más gloria a Santa María
fue
enterrado el finado
y
se cuenta que en su patio sagrado
un
gran árbol creció
dando
sombra y cobijo
a
pobres y mendigos
que
al amparo del Hijo
rezaban
al amigo
que
tan bien quería a Santa María.
Caridad
no es riqueza
y
quien da lo que sobra no da amor.
Caridad
es calor,
apartando
el dolor de la pobreza
del
triste desamor
de
un mundo que de Dios se ha olvidado
y
ya no da la mano
al
que camina más necesitado,
que
al ser seres humanos,
hijos
de un mismo Dios somos hermanos.
El pobre caritativo, poema de Miguel Navarro inspirado en el poema homónimo de Gonzalo de Berceo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario