Soneto al niño guerrillero
Bendito niño que en malsana tierra
viniste para morir o rematar.
Que tu vida no puedan arrebatar
esas manos impuras de la guerra
que a jóvenes inocentes entierra
tras conseguir su niñez desbaratar.
Solo puedes su voluntad acatar
viendo que tu futuro se entrecierra;
marcándote en el rostro la violencia,
sembrando con tu sangre la semilla,
de un mañana maldito sin clemencia.
Malditos infames de pesadilla
que justifican en su decadencia
el uso de niños en la guerrilla.
Miguel Navarro
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