Cuando gozaba mi
dichosa suerte,
olvidado de penas y de
enojos,
por ver alegres tus
divinos ojos,
gloria que en pena ahora se convierte.
Gozaba bienes solamente
en verte,
mas como son mudables
tus antojos,
ofreciendo a la muerte
mis despojos,
se convirtió mi vida en
triste muerte.
Feneció la esperanza de
mi vida,
mas eres tan mudable,
que confío
que vivirá de nuevo mi
esperanza,
pues veo en tu costumbre
endurecida,
que es breve y fácil el
tormento mío,
pues está su remedio en
tu mudanza.
Fabián de Cucalón,
miembro de la Academia de los Nocturnos de Valencia.
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