Cuartetos en loor de la pulga (Francisco Agustín Tarrega 1554 - 1602)

CUARTETOS EN LOOR DE LA PULGA
Francisco Agustín Tárrega (Segorbe, 1554 - Segorbe, 1602).

La pulga, cuyo renombre
los más validos encierra,
se compone de la tierra
materia del primer hombre;
No hay blasón que no le cuadre,
pues nace de ella en señal
que son de un mismo metal
la pulga y el primer padre.
Con los saltos que va dando
sus calidades se aumentan,
que los dioses, según cuentan,
siempre caminan saltando.
Al hombre en parar se arrima
mostrando con maltratarlo
que es el hombre su caballo
pues lo pica y le va encima.
Con nueva prerrogativa,
y a pesar de los mortales,
sola entre los animales
come siempre carne viva.
Y en abono de su ciencia
pinta encarnados lunares
de figura circulares
con centro y circunferencia;
Estos, mostrando el recato
de su limpia condición,
platos de búcaro son
porque no coma sin plato.
Es negra por gravedad,
y en la figura y color
es la pimienta de amor
que pica en la ociosidad:
Por esto el gusto acrecienta
dando amorosos bocados,
y así cabe en mil guisados
como grano de pimienta.
Otros dicen que es morena
de aquella manera propia
que la gente de Etiopia
su color tiene por pena:
Concluyendo que ha nacido
al sol en cierta ocasión
debajo de un pabellón
de claveles  guarnecido.
Al fin todos sus blasones
No se pueden bien contar,
que a la pulga se han de dar
más repulgadas razones.


Fuentes biografía: Wikipedia

Francisco Agustín Tárrega (Segorbe, 1554 - Segorbe, 1602).
Fue canónigo de la Catedral de Valencia desde 1584 y miembro asiduo de la Academia de los Nocturnos, famosa tertulia literaria, con el cargo de consiliario de la misma y el sobrenombre de "Miedo".
                Es un dramaturgo de tanta calidad como lo fue Guillén de Castro. No fue un discípulo de Lope de Vega, pues este era algo más joven que él y Tárrega debía tener ya elaborado lo esencial de su trayectoria dramática cuando ambos coincidieron en Valencia en 1588.
A Tárrega le atraían más las libertades de la imaginación que la rigidez de los preceptistas neoaristotélicos enfrascados en encorsetar la tragedia; por eso se aproximó al sentido de la intriga que tenían los italianos. Sus diez comedias conservadas lo confirman: “El prado de Valencia”, “El esposo fingido”, “El cerco de Rodas”, “La perseguida Amaltea”, “ La sangre leal de los montañeses de Navarra”, “Las suertes trocadas y torneo venturoso”; “El cerco de Pavía y prisión del rey de Francia”, “La duquesa constante”, “La fundación de la Orden de Nuestra Señora de la Merced” y “La enemiga favorable”, esta última citada con elogio por Cervantes en el Quijote (I, 48), así como el mismo autor en el prólogo de sus “Ocho Comedias y ocho entremeses por su discreción e innumerables conceptos". Se le atribuye también “Los moriscos de Hornachos” (ed. Bourland, Chicago, 1904).
Cultiva temas nacionales e históricos que se funden con tramas amorosas, salvo la costumbrista “El prado de Valencia”. En las historias de amor no hay proceso psicológico, sino una serie de tópicos que empiezan ya a vulgarizarse.

Las comedias más antiguas para Rinaldo Froldi son las muy novelescas “La duquesa constante”, “El esposo fingido” y “Las suertes trocadas”, aunque Merimée piensa que también es temprana “El prado de Valencia”, comedia de costumbres que se acerca ya al teatro de Lope de Vega. En las posteriores se funde trama histórica y argumento amoroso.

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