Fuentes: rae.es, wikilengua.org,
gramática.com, wikcionario.org, Gramática y Ortografía – Editorial Santillana,
gramáticas.net, Carmen Martínez Gimeno (sinborrones.blogspot.com.es)
Según la RAE,
el término interjección proviene del latín interiectĭo, -ōnis, que significa
intercalación, siendo una clase de palabras que expresa alguna impresión súbita
o un sentimiento profundo, como asombro, sorpresa, dolor, molestia, amor, etc.
Sirven también para apelar al interlocutor, o como fórmula de saludo,
despedida, conformidad, etc.; por ejemplo: eh, hola.
Las
interjecciones son equivalentes a oraciones que expresan un sentimiento vivo
(¡ay!), una llamada enérgica (¡eh!, ¡alto!) o describen elementalmente una
acción (¡zas!) sin ser léxicamente y gramaticalmente organizadas. Son, signos
pregramaticales que desempeñan las tres funciones del lenguaje: expresiva,
conativa y representativa. Equivalen también a oraciones sin desarrollo las
expresiones interjectivas del tipo ¡Cielo santo!', ¡Dios mío!, ¡Rayos y
truenos!, ¡Demonios!, ¡Cielos! etc...
Se suelen
insertar, intercalar, en los textos como elementos independientes que enuncian
un significado completo. También conocidas como exclamaciones, se emplean para
expresar una impresión viva, una reacción repentina o sentimientos a flor de
piel.
Puede ser de
múltiples tipos, en función de los sentimientos que la provocan. Son
invariables, se
comportan como oraciones independientes y casi siempre se
escriben entre signos de admiración (¡!) aunque pueden no llevarlos. No se
entrecomillan ni van en letra cursiva.
Estructuralmente,
se clasifican en su mayor parte como un tipo de oración unimembre averbal de
carácter interjectivo. Esto porque sólo posee un término (a saber, la palabra o
frase corta que existe) y carece de un verbo conjugado.
Por
otro lado, según la RAE, onomatopeya, procedente del latín tardío onomatopoeia
y este del griego ὀνοματοποιΐα, es la imitación o recreación del sonido de algo
en el vocablo que se forma para significarlo. Muchas palabras han sido formadas
por onomatopeya. En algunos casos para referirse a fenómenos visuales (por ejemplo:
tic nervioso, zigzag). También está considerado como el vocablo que imita o
recrea el sonido de la cosa o la acción nombrada.
Simplificando
tendríamos que la interjección son esas exclamaciones que expresan una
impresión o sentimiento que por norma general se refleja entre signos de
admiración, mientras que la onomatopeya es la imitación de un sonido que puede
ir reflejado como exclamación.
Aunque
ambos conceptos son independientes se encuentran fuertemente vinculados entre
sí y se convierten en un recurso imprescindible en la escritura creativa, en la
literatura:
Las
características de las interjecciones son:
Palabras tónicas,
formando enunciados exclamativos en si mismas, por tanto su entonación es
exclamativa: ¡Ay!, ¡jo! ¡Vaya por Dios!, ¡anda ya!
Son
invariables.
No desempeñan
ninguna función en la oración.
Imitan ruidos
de la realidad y expresan un sentimiento del hablante.
Se utilizan en
fórmulas de cortesía o saludo y para apelar al hablante.
Se pueden
clasificar según su origen y según su forma.
Según
su origen se pueden dividir en propias o impropias.
Interjecciones propias (o propiamente
dichas). Son las que no tienen otro significado que el atribuido por el uso
para expresar una emoción determinada. Siempre se usan entre admiraciones.
Algunas son:
¡Alto! (detención imperativa)
¡Ah! (asombro, sorpresa, placer)
¡Ay! (dolor, susto) Es una
interjección que puede ser seguida de una expresión confirmatoria, por lo que
cabe integrarla en una oración; pero como las interjecciones forman una unidad
en su entonación oral, se separa con una coma: ¡Ay!, ¡cómo me duele!
¡Bah! (incredulidad, desdén)
¡Caramba! (extrañeza o enfado)
¡Chitón! (pedir silencio)
¡Eh! (llamada, rechazo,
desaprobación, sorpresa)
¿Eh? (sorpresa, consulta,
desconocimiento) Siendo una forma interrogativa, expresa duda de haber
comprendido lo oído, o una solicitud de que se repita algo que no fue
atentamente escuchado; y también se emplea en el contexto de un discurso, como
una suerte de consulta acerca de si se ha comprendido lo expresado, o si se
está de acuerdo con ello. Es una de las pocas interjecciones que eventualmente
pueden intercalarse en una oración, con ese sentido: Camina con cuidado para no
caerte; ¿eh?
¡Guay! (advertencia o amenaza)
¡Hala!, ¡hale! o ¡ale! (prisa,
asombro, aliento)
¡Hey! (llamada de atención,
saludo)
¡Hola! (saludo, bienvenida)
¡Huy! o ¡uy! (asombro, sorpresa)
¡Oh! (asombro, admiración)
¡Ojalá! (deseo) Sería una palabra
de origen árabe, proveniente de los tiempos históricos en que el sur de la
península ibérica estaba ocupada por los moros, siendo contracción de al alá,
equivalente a Dios lo quiera. Es una palabra que frecuentemente no es empleada
como interjección, incorporándose a una oración: Ojalá que no llueva.
¡Puaj! (asco, desagrado)
¡Sh! o ¡chist! (silencio)
¡Uf! o ¡uff! (cansancio,
fastidio, repugnancia)
¡Uy! (asombro, sorpresa por algo
insólito)
Interjecciones impropias. Son aquellas
que, teniendo un significado propio, se utilizan como interjecciones aunque su
origen es un sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio, grupo nominal o frase. Buena
parte de este tipo de interjecciones suelen ser malsonantes y tienen
connotaciones sexuales o religiosas.
¡Anda! (verbo)
¡Atrás! (adverbio)
¡Bien! (adverbio)
¡Bravo! (adjetivo)
¡Bueno! (adjetivo)
¡Caracoles! (sustantivo)
¡Cáscaras! (sustantivo)
¡Cielos! (sustantivo)
¡Cuidado! (sustantivo)
¡Dale! (verbo)
¡Demonios! (sustantivo)
¡Dios santo! (grupo nominal)
¡Estupendo! (adjetivo)
¡Formidable! (adjetivo)
¡Genial! (adjetivo)
¡Hay que fastidiarse! (frase)
¡Hombre! (sustantivo)
¡Leche! (sustantivo)
¡Magnífico! (adjetivo)
¡Mi madre! (grupo nominal)
¡Un huevo! (grupo nominal)
¡Oiga! (verbo)
¡Puñeta! (sustantivo)
¡Rápido! (adverbio)
¡Vaya! (verbo)
Según
su forma pueden ser clasificadas las interjecciones en:
Interjecciones imitativas. Son las que
se han formado onomatopéyicamente con la intención de imitar ruidos
provenientes de la naturaleza u otros fenómenos acústicos. El primer contacto
escrito que ha tenido el hombre actual con las onomatopeyas pueden ser los
comics, o tebeos, de la infancia.
Ejemplos
onomatopéyicos en los comics: “ja, ja, ja”, el “clic” utilizado para hacer
clic, clicar y cliquear. Como ejemplo de onomatopeya visual tenemos zigzag.
Las
onomatopeyas están relacionadas con el fonosimbolismo, es decir, con la idea de
que los fonemas pueden tener un significado por sí mismos (como la a para un
sonido abierto, la i para algo pequeño o la r para un motor).
Aunque hay
cierto número de onomatopeyas lexicalizadas y ciertas pautas o tendencias en su
formación, pueden ser creaciones momentáneas para reproducir un determinado
sonido. De ahí que incluso las ya establecidas puedan tener variaciones para
expresar los matices que se consideren oportunos.
En
cuanto al uso de las letras, la Gramática señala como característica de las
onomatopeyas: “... la presencia ocasional de combinaciones consonánticas
rechazadas generalmente por el español, como bzzz, crash o pst.”. Además, algunas
onomatopeyas que se aplican a las personas se asimilan a las interjecciones,
como chist y sus variantes (usada para llamar la atención de alguien) o sh, que
se emplea para pedir silencio...
No necesitan
ningún destacado como cursivas o, a menos que se pueda considerar cita,
comillas. Suelen ir con signos de exclamación, aunque no siempre, y cuando se
quiere expresar un sonido especialmente ruidoso es normal la escritura con
mayúsculas, sobre todo en cómics:
La fruta al caer hizo ¡chof!
Llama a la puerta: toc, toc. No
contesta nadie.
Los niños no paraban de gritar
«¡bang, bang!».
¡PAF!
Las onomatopeyas
formadas por repetición en las que se repite uno o varios elementos, se
escriben normalmente con comas, pero pueden unirse con guion si se trata de una
sucesión unitaria y continua (OLE):
ja, ja, ja
tic, tac, tic, tac
chas-chas-chas
taca-taca-taca
ta-ta-ta-ta
A efectos de
acentuación, siguen las reglas generales: como monosílabos no se acentúan, pero
sí si al unirse forman una palabra aguda: bla-bla-bla pero blablablá. También
se pueden separar con puntos suspensivos parta indicar un largo espacio de
tiempo entre los sonidos: plas… plas… plas.
Los
sustantivos derivados de onomatopeyas se escriben en una sola palabra y forman
el plural de modo normal:
Solo se oía el tictac de un reloj
Se escuchaba un gluglú monótono
Eso es del año catapum
Todas las mañanas escucho el tararí
del cuartel próximo los tictacs, los zigzags
No son raros
los alargamientos de las onomatopeyas, en ocasiones incluso con secuencias
consonánticas:
beeeee (balido de la oveja)
mpfmmmpppff (para expresar, por ejemplo, un esfuerzo)
También son
frecuentes las modificaciones, y así de la onomatopeya básica de achís, se
forma achuá para un estornudo más aparatoso, o atchís para uno más brusco.
Algunos
ejemplos:
Achuá (estornudo aparatoso)
¡Achís! (estornudo)
Bang (disparo)
Be (balido)
Bip (pitido agudo)
Bla, bla, bla (parloteo)
¡Blam! (portazo)
Boing (muelle, rebote, elástico)
Borp; burp (eructo)
¡Brr! (frío, rabia)
Buaa buaaa (llanto)
Bum (golpe o explosión)
Cataplum; cataplún (explosión o
golpe)
Chap, chap (chapoteo)
¡Chas! (al momento)
Chinchín (banda de música, platillos)
variante: tachín, tachín
Chis (para llamar a alguien; silencio)
Chis, chas (espadas)
Chof (golpe en un líquido, un
objeto blando, un fluido viscoso...)
Chss (silencio)
Chucu chucu (tren)
Chuic (beso)
Chunda, chunda (música
repetitiva)
Clac, clic (sonido seco y breve, pestillo,
gatillo)
Clanc; clang (objeto metálico)
Clap, clap (aplauso)
Clo, clo (gallina)
Crac (rotura)
Crash (algo que se rompe)
Cricrí (grillo)
Din, dan; din, don; ding, dong (campana)
Fiu (silbar)
Frufrú (roce de la tela)
Fu (bufido del gato; desprecio)
Glglgl (atontamiento tras un
fuerte golpe)
Glub (ruido al tragar)
Gluglú (ruido del agua)
Grrr (gruñido; enfado)
Guau (ladrido)
Hip; hic (hipo)
Je, je, ja, ja, jo, jo, ju, ju
(risa)
Jua (risa exagerada)
Laralá, lariló (canto, con
variantes lalalá, tralará)
Marramao (maullido en época de
celo)
¡Miau! (maullido)
Moc (sonarse la nariz)
Mua; muac (beso)
Mu (voz del toro)
Ñac (mordisco)
Ñam (masticar)
Ñic (sonido de algo que rechina)
Ñiii (frenazo)
Paf (caer, bofetada)
Pam; pum (disparo)
Pche; psche; psch; pchs (desconfianza)
Pfff (desinflar, contener risa)
Pfsss (efervescencia)
Pi (pito, silbato)
Pío (voz de ave)
Piu (zumbido bala)
Plaf (golpe)
Plas, plas (aplauso, pisadas)
Plof (líquido, objeto blando, fluido
viscoso...)
Pom; porrón; porrom (sonido de tambores)
Puf (molestia o repugnancia
causada por malos olores o cosas nauseabundas)
¡Pum! (explosión, golpe)
Quiquiriquí (gallo)
Ras (encender una cerilla o
rasgarse una tela)
Rataplán (tambor)
Ring (timbre, teléfono)
Sh (silencio; prolongada es shhhh
o ssshhh)
Snif (sollozo, olisquear)
Stup (escupir)
Tac, tacatac (máquina de escribir)
Tachín; tachán (banda de música)
Tictac (reloj)
Tilín (sonido de la campanilla)
Toc toc (llamada a puerta)
Traca, traca (traqueteo de tren)
Tras (golpe con ruido)
Tris tras (tijeras al cortar)
Uf (cansancio, fastidio)
¡Zas! (golpe)
Zzz (sonido de dormir)
Todas las
voces de los animales son onomatopéyicas: miau, maullar y maullido; graznar y
graznido; cua cua y parpear; pío pío y piar. Sustantivos y verbos de sonidos
como chasquido, borboteo, chisporroteo, crujido, chirrido, zumbido, sisear tartamudear, bisbisear,
tararear son todos onomatopéyicos.
Sin embargo,
la representación escrita de estos sonidos variará en función del país, la
cultura u otros factores sociológicos y culturales. Ejemplos:
Español pío guau quiquiriquí cuac
Francés cui ouaf cocorico coin
Ingles tweet woof cock-a-doodle-doo quack
Aleman piep wau kikeriki quak
Tengamos
presente que la profunda influencia económica, social y cultural del inglés,
sobre todo en películas y series, se reflejará en gran medida dentro de las
interjecciones. De tal manera esto acaece que algunas traducciones erróneas
llegan a convertirse en interjecciones incluidas dentro de nuestro idioma.
Veamos algunos de los ejemplos señalados por Carmen Martínez en su blog:
Bang!, que es ¡pum!, ¡zas! o
similar
Boom!, que es ¡bum! o similar
Boy!, que no es ¡chico!, sino
¡vaya!, ¡caray! o similar
Ow!, que es ¡ay! o similar
Pooh!, que no es ¡puh!, sino
¡bah!, ¡qué va! o similar
Splash!, que es ¡paf! o similar
Thud!, que es ¡zas! o similar
Whoa!, que no es ¡guau!, voz que la RAE aún no recoge más que como
el ladrido del perro aunque se esté popularizando como exclamación de
admiración, sino ¡vaya!, ¡ya vale! o similar
Wow!, que tampoco es ¡guau!, sino
¡vaya! o similar
También se
denomina onomatopeya a un tipo de aliteración en la cual se repiten sonidos que
intenta imitar o sugerir sonidos de la naturaleza:
En el silencio sólo se escuchaba
un susurro de abejas que sonaba
Gracilaso de la Vega
Interjecciones expresivas. En algunos casos,
las interjecciones no tratan de imitar la imagen de un hecho, sino que expresan
una sensación o una emoción del hablante y pueden estar formadas por varias
palabras. Pertenecen únicamente a la función expresiva del lenguaje.
Generalmente
se emplean en forma aislada, como una expresión de entonación independiente;
pero cuando se incorporan en una oración lo común es que aparezcan al principio.
Cuando se insertan en una oración quedan estrictamente fuera de su secuencia,
como si fueran un paréntesis: Lloró la niña, ¡ay!, ¡cómo sufría!
¡A tomar viento!
¡Ah! (¡qué gusto!)
¡Anda la osa!
¡Anda ya!
¡Hay que fastidiarse!
¡La Virgen!,
¡Maldita sea!
¡Madre mía!
¡Qué va!
¡Tócate las narices!,
¡Uf! (¡qué descanso!)
¡Válgame Dios!,
Interjecciones apelativas. Este grupo
de interjecciones sirven para iniciar la comunicación, para establecer el
contacto con el oyente antes de emitir el mensaje o para actuar sobre la
voluntad del receptor.
¡Chist!, vengan ustedes por este
lado
¡Aúpa!, que tú puedes.
Interjecciones formularias: Cuando
mediante interjecciones se practica, sin más comunicación, el acto social del
saludo o la despedida.
¡Hola!
¡Hasta pronto!
Interjecciones por traslación. Son
ciertas palabras tónicas o grupos de palabras que en sí no son interjecciones,
pero que usados de forma aislada y con una entonación exclamativa, funcionan
como tales.
¡Hombre!, ¡hay que jorobarse!,
¡anda!
Característica pasajera. La misma
índole pasajera de muchas de nuestras euforias, sobresaltos o enfados define a
multitud de interjecciones, que no resisten el paso de los años (¡cáspita!,
¡recórcholis!, ¡truenos y centellas!, ¡quia!, ¡rediez!), envejecen para quedar
arrinconadas en los diccionarios o ni siquiera llegan a recogerse porque son
modas efímeras.
Eufemismos. Otras, cuando son
malsonantes, mutan a un eufemismo que se considera menos hiriente y que con el
tiempo pierde relación con la interjección original: diantre surgió como
eufemismo de diablo; rediez, como eufemismo de rediós; canastos, caramba y caray, córcholis y recórcholis, como
eufemismos de carajo; ostras, como eufemismo de hostia; jopé, como eufemismo de
joder, al igual que jolín y jolines o jobar y joroba; mecachis, como eufemismo
de me cago; leñe, como eufemismo de leche; y gili, giliflautas, gilipichis o
gilipuertas, como eufemismos de gilipollas.
Usos
literarios.
Dentro de la
literatura, las interjecciones y las onomatopeyas se suelen considerar un
recurso propio de la poesía, pero también se emplean en la prosa, entre otras
cosas, para conferir a las palabras, las frases o los periodos cierta melodía y
ritmo verbales. En algunos autores las interjecciones y las onomatopeyas
exhiben toda su fuerza de sugestión.
Miguel Ángel
Asturias, por citar un autor, en “El señor presidente” juega con los sonidos,
las aliteraciones, las repeticiones anafóricas y las onomatopeyas para recrear
la sensación de viajar en un tren que va cobrando velocidad hacia su destino y
la muerte del personaje, que se va acercando «cada vez y cada ver»:
“Cara de Ángel abandonó la cabeza en el respaldo. Seguía la tierra baja,
plana, caliente, inalterable de la costa con los ojos perdidos de sueño y la
sensación confusa de ir en el tren, de no ir en el tren, de irse quedando atrás
en el tren, cada vez más atrás del tren, más atrás del tren, más atrás del
tren, más atrás del tren, cada vez más atrás, cada vez más atrás, cada vez más
atrás, más y más cada vez, cada vez cada vez, cada vez cada vez, cada ver cada
ver cada ver cada ver, cada ver cada ver cada ver cada ver, cada ver…”
Fuentes: rae.es, wikilengua.org, gramática.com, wikcionario.org, Gramática y Ortografía – Editorial Santillana, gramáticas.net, Carmen Martínez Gimeno (sinborrones.blogspot.com.es)
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