El verbo se hizo carne y acampó entre nosotros. Con la palabra somos todo, sin ella nada. Existe una necesidad reciproca en esta relación, ella nos necesita tanto como nosotros a ella. Cada sonido, cada melodía, cada transmisión de conocimiento están mutuamente vinculados.
Podrán encadenar los cuerpos, reprimir las acciones, censurar la creatividad, quemar los viejos libros con olor a moho y viejos tesoros, pero jamás podrán impedir que el ser humano use las palabras. Y cada vez que usamos una palabra, por pequeña que está sea, corremos el riesgo de manifestar nuestros sentimientos, nuestros deseos y, lo que más les preocupa, nuestros sueños.
La palabra es sinónimo de libertad, de amor, en definitiva, de vida. Porque solo quien está vivo puede hablar y comunicarse, soñar y gritar, cantar y reír, por y para un mundo mejor.
Dicen que la acción de escribir es similar a la construir un puente entre dos islas lejanas, pues le pido al Dios de mis entrañas que dé aliento a mis sueños y vuele mi pluma ligera para alcanzar tu orilla, allá donde quieras estar, allá donde tú también puedas soñar.
Intentaré cabalgar en el viento de tus melodías, respirar el aliento de tus palabras, encadenar los versos más dispares, solo por estar a tú lado y tú al mío. Quizás no sean grandes obras, quizás sean pequeños pinceles de vida cotidiana las que trasluzcan en el óleo de estas páginas, más lo que estoy seguro que tus grandes sueños serán el espejo de tu alma.
Os espero y, ante todo, espero no defraudaros en esta nueva cabalgadura donde iré volcando humildes disparos desde la barricada literaria.
Miguel Navarro
No se de donde salen personas como tú. Grandes sueños, vitalidad, alegría. Se Miguel que la contestación que me darías, es. El verbo se hizo hombre y habito entre nosotros. Se que esta entre nosotros, pero no veo su luz. Pero te prometo que la busco. Me pasado toda mi vida buscándola y jamás he sentido esa felicidad que reflejas.
ResponderEliminar¿Cómo haces para ver la vida tan bonita?
Enhorabuena por tú blog.
Isabel Antón
Gracias Miguel. Me han emocionado tus letras.
ResponderEliminarRealmente la luz la veo cada día. Mi vida esta llena de muestras de los pequeños, pero grandes milagros que me muestra Dios. Pero el tema esta por ejemplo, como el evangelio del Domingo. Cuando Jesucristo escupe en la tierra y hace arcilla. Se la pone en los ojos del ciego y ve. Me la mostrado millones de veces en mi vida. Por eso mi Fe es grande y no podré negar jamás lo que he visto. Pero, ¿Porqué no siento la alegría de un verdadero cristiano? Mi única respuesta es que mis ojos no ven. Pero seguiré intentándolo, seguro que el me guiara...
Una amiga