Dedicado a Isabel

Gracias por tus palabras, son muy bonitas. Quiero señalar que pretendo construir un blog literario y no específico de ningún tema concreto. No obstante me gusta el tema que planteas y, como puedes observar, no puedo resistirme a la tentación de contestarte. Sí, también tengo mis defectos, bastantes, y mis debilidades, que son muchas.
Lo hago por varios motivos. Uno de ellos es que considero que la religión, sea la que sea, es sustancial en la misma esencia humana, al igual que lo puede ser el afán de con conocimiento o el deseo de traspasar barreras. Quien mejor puede contestar a tus dudas puede ser un sacerdote, un teólogo o un filósofo y como no soy nada de lo anterior me limitaré a construir mi argumento desde un punto de vista testimonial y lo más breve posible (se podría hacer todo un tratado pero de momento me dedico solo a la literatura)
Una advertencia previa. Con independencia de lo que manifieste a continuación para mí, en la actualidad, Dios es el autor, editor y distribuidor de la mejor historia jamás contada: la creación.
Veo que buscas a Dios y no lo encuentras, oteas el horizonte y no lo ves, esperas su sonido pero no le oyes. Quizás el problema es que no estás planteando bien el camino. Realiza la pirueta contraria, es decir, niégalo para ver si está en algún sitio. ¿Qué dices? ¿Negarlo? ¡Jamás!, puede que sea eso lo que pienses, pero eso mismo es lo que piensan también otros que no llegan a ningún sitio y jamás tienen seguridad de nada.
Podría dar centenares de argumentos donde se demuestra que Dios no existe. No aparece para nada en ningún momento de la historia. Quienes hablan de Él pueden hacerlo con mala intención o bien de forma equivocada, creyendo de verdad lo que dicen pero nada más. En este punto la realidad suele ser demasiado dura para que pueda sostener sus argumentos. Si ellos están equivocados en un tema, ¿por qué no pueden equivocarse en los demás temas?
Siguiendo la misma pauta te aconsejo no creas en religiosos, ni en políticos (esos todavía sigo sin creer), ni científicos, ni nadie. Lo que repito nadie merece mi credibilidad y por supuesto mucho menos la tuya.
Dios, ni nada, se pueden medir, cuantificar, pesar, observar. Por tanto no podemos afirmar con rotundidad que Dios es real, tan solo una quimera de la mente. Al menos ¿podemos decir que estamos vivos? Quién sabe si en realidad somos el sueño de una mente  oscura.
Llegados a este punto conviene hacer una observación, sentimos dolor, alegría, amamos, lloramos, tenemos hambre. Un cúmulo de sensaciones se agolpa en nuestro precario estado que necesitamos satisfacer o superar. Alguien nos informa cómo superarlas mediante la buena comida, curando las enfermedades, o proporcionando sentimientos agradables. Responde ese alguien a postulados científicos que, tras un estudio de la realidad mediante procedimientos racionales, dan explicación a lo que me sucede a mí y a lo que acontece en mi entorno. Por tanto la ciencia, sobre todo la física y la química, es quien en última instancia responde a nuestras dudas y controversias para conocer la realidad. Gracias a la combinación de ambas podemos desarrollar otras como pueden ser la medicina, la robótica, o la tecnología.
Es la química quien nos dice, por ejemplo, que la combinación de dos elementos, Hierro (Fe) y Oxígeno (O2) producen óxido de hierro (FeO2). Si seguimos investigando descubrimos que los elementos químicos son combinaciones de neutrones, electrones y protones. Según el número de estos y su distribución podemos determinar diferentes átomos. Digamos que podrían ser los ladrillos del universo. Esos ladrillos a su vez proceden de elementos más simples (creo recordar que el Hidrógeno es el más sencillo por ser un electrón y un protón). Estas partes, siguiendo la física nuclear, también pueden descomponerse. Tendremos que cada electrón esta compuesto de otros elementos cada vez más pequeños pero carentes de materia. Diríamos que llega un momento en el que la materia en realidad NO es nada, tan solo energía que se mueve en un sentido o en otro.
De igual manera la ciencia demuestra que el origen del universo se encuentra en una explosión inicial. En otras palabras, al principio el universo no existía, era un punto negro en la nada donde se encontraba acumulada la energía. ¿Dónde está Dios? No lo veo.
Es la física quien siguiendo procedimientos científicos nos dice con toda certeza que para que un cuerpo se mueva necesita algo que le proporciona ese movimiento. No puedes mover un balón si no le golpeas primero, no puedes desplazar un cuerpo si antes no utilizas una palanca. Por tanto ¿qué fue el motor primero que permitió a esa concentración de energía inicial, punto negro en el espacio, que explosionase creando todo un universo multicolor y diferenciado? Aquí ya no llega la ciencia, tiene que existir algo y ese algo, cuando no hay nada, solo puede ser Dios.
¡Demonios!, aunque esté negando a Dios resulta que hay un principio primero que solo puede encontrar la explicación en un Creador.
Anteriormente he dicho que no creas en nada que no pueda ser medido, pesado, valorado, pero ¿cómo se transmite el conocimiento? Resulta que la información que me ayuda a comprender la realidad proviene de las palabras. Las palabras son sonidos, no son nada más. Códigos con significado que transmiten conocimiento.
Ese conocimiento de las palabras nos habla también de la Belleza (¿quién es capaz de medir la belleza? Para un Zulú es muy diferente a un europeo), del Bien, de la Paz, del Amor. Al mismo tiempo me habla de sus opuestos: la Fealdad, el Mal, la Guerra, el Odio. Sabemos que todos estos conceptos y otros muchos, aunque no se puedan ver de forma material, SI existen y SI son reales.
Quiero ser breve, pero al final resulta que DIOS está en todo y si no le escuchamos es porque no creamos el silencio necesario, porque no le buscamos en las cosas pequeñas que es donde está su mayor grandeza. Un pequeño punto de energía creó todo un universo en continua evolución.
La religión en definitiva ha deambulado a lo largo de la historia buscando a ese Dios desconocido. Para mí la salvación se encontrará en Cristo, pero ese sería otro argumento a desarrollar y la brevedad de este espacio me lo impide en estos momentos.
Solo encontrarás a Dios buscando entre las cosas pequeñas, en el silencio, en el renacimiento de la naturaleza con la primavera, en el sol que amanece cada mañana, en el clavo que sostiene el cuadro en la pared (recuerda que al final resulta que la materia no es nada), en lo más profundo de tu corazón.  Desmonta los tinglados que ha montado la sociedad y encontrarás la sonrisa de un niño.
La palabra se hizo carne y habitó entre nosotros.
Un saludo.
Miguel.

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