Desconozco
si la Luna tiene casa en Urano, apartamento en Alcobendas o adosado en Cullera,
por tanto los quince primeros minutos de aquella entrevista me pillaron tan
fuera de juego como lo pudiera estar Rajoy en la final contra Alemania. Bromas aparte,
una vez transcurridos los previos del calentamiento, acompañado de personas tan
agradables como la escritora Ana Añó y la cantante Marianchu, el programa “La
noche mágica”, guiado por la encantadora hechicera Rosa Sempere, transformó la
emisión en una nocturna frivolidad donde más que entrevistados resultábamos
viejos camaradas ante un café, o en esta ocasión cava y trufas, que dejaban
sabor a amistad y compañerismo salvando territorios y posibles diferencias.
Tras
su inició, con el simpático Bewitched, tema musical de la popular serie
Embrujada, se entrevistó a cierta futuróloga, tarotista, o similar (disculpen
la complejidad de términos sobre un territorio por mí inexplorado) que desde
Barcelona nos hablaba de algo similar a la nueva era, conjunciones planetarias
y signos de horóscopos, así como de meditaciones y oraciones para reactivar el
alma de la solidaridad. Confieso que me quedé en los ejercicios espirituales de
San Ignacio pero alabo y aplaudo cualquier iniciativa religiosa, desde la
mentalidad de cada cual, que promueva la unidad de los seres humanos y su vocación
de mejora en alguno de los elementos que componen esa argamasa etérea del alma
humana.
Impresionante
fue la improvisación de Marianchu, ganadora de un concurso musical de Canal 9
y, además, finalista con un honroso segundo puesto, en el programa Lluvia de
Estrellas, interpretando su versión de LA AURORA de Albano, así como también lo
fue su soltura, simpatía, y destreza en el mundo del micrófono. Deseo que
encuentre su destino, tanto aquí como en su aventura hispanoamericana donde
arrollará con su prodigioso talento musical.
En
cuanto a este hidalgo peleón, hablé de mi novela, defendí algunos de sus temas,
refresqué un viejo relato que tenía aparcado en el baúl de los recuerdos, “El
puente de la Aparición”, y revelé pequeños secretos como “Filthy McNasty” de
Horace Silver, ver artículo mío anterior, o mis humildes homenajes a Fray
Conrado, o al teniente legionario Arturo Muñoz que falleció en acto de servicio
durante la campaña de Bosnia.
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