José María Hinojosa Lasarte, un poeta olvidado.


Hoy dedico esta entrada a un poeta de la Generación del 27, caído en el olvido, estigmatizado y silenciado. Por tal motivo, con premeditación y alevosía he alterado el orden dejando primero sus versos y después su biografía.
A lo largo de la historia muchos autores han sido considerados malditos debido a una etiqueta previa lanzada, de forma maliciosa, por aquellos que no creen en la libertad. Un hombre es lo que construye y no lo que otros piensen de él.

POEMAS


Calma
                                                               A Luis Buñuel

¿Dónde se acaba el mar?
¿Dónde comienza el cielo?
Los barcos van flotando.
o remontan el vuelo?

Se perdió el horizonte,
en el juego mimético
del cielo y de las aguas.

Se fundió el movimiento,
en un solo color
azul, el azul quieto.

Se funden los colores;
se apaga el movimiento.

Un solo color queda;
no existe barlovento.

¿Dónde se acaba el mar?
¿Dónde comienza el cielo?



Campo-estelas

Almendros en flor.

La primavera
se acerca.

Cerezos en flor.

La primavera
está plena.

Granados en flor.

Ya se aleja
la primavera.


Canción final
                                                                   A Rafael Alberti

Y qué se me importa a mí,
que la helada se deshiele.

Y qué se me importa a mí,
que los pájaros no vuelen.

Y que los barcos mas barcos,
solo por la mar naveguen.

Si tengo en ciernes un campo
de margaritas de nieve.


Cuando nos miramos

Mi cabeza inclinada sobre el aire
miraba su cabeza hecha amor por mis ojos
cuando de sus cabellos
saltaban las abejas para dejar su miel
en los labios resecos y sin esperanzas
en los labios hundidos bajo las palabras
llenas de amor y sangre.

Nuestras cabezas acaban por perderse
envueltas en las nubes
la mía inclinada sobre el aire
la suya hecha amor por mis ojos.


El fuego calcina nuestras carnes

Este brazo de fuego
quemaba mi costado
recubierto de brotes
plenos de savia verde
cuando tu cabellera
fue de piedra en el viento
y mis sueños se abrían
en pétalos de carne.

Estos aires de fuego
derretirán la nieve
lejana de los polos
al cuajar en el árbol
nuestros dos corazones.



Erótica imprevista

Hundido entre juncales,
eludí la pasión
de la mujer sin carne.

Eludí la pasión,
dentro de mi ramaje
y sin quererlo yo.

Perdida entre arenales
la mujer, ya voló
mi carne con su carne.


Herido siempre, desangrado a veces...

Herido siempre, desangrado a veces
y ocultando mi sangre sin riberas
llevo mis pasos presos entre nieblas
y mis miradas van sobre cipreses.

Aún conservo en las uñas esta sangre
que me dejó la carne de un momento
empapado de lágrimas y miedo
cuando vino a perderse entre mi carne.

Era sólo mi sangre quien llamaba
en medio de aquel valle, de aquel bosque,
y era sólo mi sangre, eran mis voces
las que oían la lluvia sobre el agua.



Huyendo del destino

En medio de este hueco redondo y transparente
que me persigue siempre a través de la tierra
retumban los hachazos que separan las ramas
brotadas en el tronco de mármol patinado
por el humo de pólvora y la luz de la luna
filtrada entre los dedos de tus manos de nieve.

Tus brazos recogían en sus siete colores
la lluvia de mi frente y la espuma del agua
perdiéndose en las aguas tu cabellera rubia
mientras que tu cabeza flotaba entre las olas
verde entre verdes algas con los labios abiertos
por la caricia última de mis labios de fuego.



La rosa de los vientos

Para picotear sobre mi fría palma
bajan aleteando las estrellas
y la Osa Mayor no será nunca blanca
porque ha olvidado su pasión mimética.

Han puesto colgaduras encaladas
para borrar los huecos de mis huellas,
mujeres negras que habitan mi casa.
Sólo han brotado de mi barco velas.

Mientras oteo curvos horizontes
en el balcón de escarcha tempranera,
veo llegar el humo desde Londres,
que amarillo nació en las chimeneas
y, cano ya, me llama a grandes voces
y pregunta con gesto anacoreta
por la senda que lleva al Polo Norte.

Encogiendo mis hombros hechos niebla
yo le regalo un alfabeto Morse.



Mi alegría

Vino a mí en espiral,
con vuelo de mañana,
su voz hecha sonrisa
de lucero del alba.

Mi sangre baña el río
en aleteo de agallas;
queda el cuerpo sin sangre
y oye la voz del alba.

Está mi cuerpo frío
ya tendido en la playa,
y huyendo de la luz
desaparece el alba.

Su voz hecha sonrisa
vino a mí en espiral;
mi gesto sin aristas
fue a ella en espiral.


Mi cabeza inclinada sobre el aire...

Mi cabeza inclinada sobre el aire
miraba su cabeza hecha amor por mis ojos
cuando de sus cabellos
saltaban las abejas para dejar su miel
en los labios resecos y sin esperanzas
en los labios hundidos bajo las palabras
llenas de amor y sangre.

Nuestras cabezas acaban por perderse
envueltas en las nubes
la mía inclinada sobre el aire
la suya hecha amor por mis ojos.


Mi corazón perdido

En su cuerpo de espuma nacían las espigas
que en ráfagas de viento llenan con sus rumores
mi corazón perdido en el mar de su lengua
mi corazón hallado en medio del desierto
por cadenas de voces en oasis de sangre.

Mi corazón perdido busca entre sus encajes
la llama que devore las ansias de su sombra
y las nieves que bajen de las altas montañas.


Nuestro amor

Nuestros cabellos flotan en la curva del aire
y en la curva del agua flota un barco pirata
que lleva en su cubierta entre cercos de brea
tus miradas de ámbar y el ámbar de tus manos.

Nuestros cabellos flotan en aire enrojecido
mientras su cuerpo pende hecha color su carne
de los siete colores tendidos en un arco
sobre el cielo de hule herido por sus ojos.

¿Por qué siempre rehuyes el encerrar tu carne
en mi carne cuajada de flores y de heridas
abiertas con puñales en madrugadas blancas
llegadas del desierto entre nubes de polvo?

Nuestros cabellos flotan en la curva del aire
envueltos entre ráfagas de crímenes violentos
y manos inocentes quieren lavar la sangre
derramada en la tierra por el primer amor.


Pasión sin límites

Vuela mi corazón
unido con los pájaros
y deja entre los árboles
un invisible rastro
de alegría y de sangre.

Las gotas de rocío
se helaron en las manos
abiertas y floridas
de los enamorados
perdidos en la brisa.

Vuela mi corazón,
mi corazón atado
con cadenas de estrellas
a la sombra de un árbol
atado con cadenas
y con cantos de pájaros.




¿Por qué no?

Bañábase en la playa
sin corazón
y sin el velo de la desposada.

Y tenía su cuerpo,
sin corazón,
por la arena salada recubierto.

Tendida sobre el aire,
sin corazón,
comenzó a despojarse de su carne.

¿Y el corazón?
Los peces lo llevaban,
mar adentro, colgado de sus alas.

Sencillez

Los dedos de la nieve
repiquetearon
en el tamboril
del espacio.

Parábolas de nubes
forman un halo
de cristal,
sobre el monte nevado.

Una línea
y un plano.

Quiero poner mi vista
sólo en el espacio,
que es sencillo
y a la vez complicado.


Siempre bella

Precisamente porque estaba sola
tendida en una rama de la noche
no quise vadear el arco iris
para unir en un beso nuestras voces.

Ella guardaba dentro de sus ojos
una pareja de palomas blancas,
ella tenía dentro de sus párpados
la nieve derretida de sus lágrimas.

Esta noche de seda, cómo cruje
y se hace toda ecos, a mi paso,
ocultando en sus pliegues las palabras
que escapan sin querer de nuestros labios.

Precisamente porque estaba sola
yo me había disuelto con el aire,
dejó volar aquel par de palomas.









De "Orillas de la Luz"

Sueños

Embadúrnate el cuerpo,
de oscuridad
y de silencio,
y podrás levantar
la copa de los sueños.

Pasaron superpuestas
ráfagas de recuerdos,
y los nuevos clisés
sólo quedan impresos,
mientras hay luz de menta
dentro del pensamiento.

Una astilla de luz,
agujerea
los tulipanes negros.



Unidos por la luz

Bajo una misma luz
están nuestras cabezas.

Tu corazón y el mío
cantan sobre las piedras
cuando la noche oculta
los rugidos de fieras.

¿Tu corazón y el mío eran sólo de arena?

Por el desierto arrastran los camellos sus penas
y llevan en sus ojos oasis de palmeras.

¿Tú corazón y el mío
eran sólo de arena?

Por el desierto arrastran
los camellos sus penas
y llevan en sus ojos
oasis de palmeras.

¿Tu corazón y el mío
eran sólo de arena?

Nuestras sombras unidas
florecen en la tierra.



Ya no me besas

Un viento inesperado hizo vibrar las puertas
y nuestros labios eran de cristal en la noche
empapados en sangre dejada por los besos
de las bocas perdidas en medio de los bosques.

El fuego calcinaba nuestros labios de piedra
y su ceniza roja cegaba nuestros ojos
llenos de indiferencia entre cuatro murallas
amasadas con cráneos y arena de los trópicos.

Aquella fue la última vez que nos encontramos,
llevabas la cabeza de pájaros florida
y de flores de almendro las sienes recubiertas
entre lenguas de fuego y voces doloridas.

El rumbo de los barcos era desconocido
y el de las caravanas que van por el desierto
dejando sólo un rastro sobre el agua y la arena
de mástiles heridos y de huesos sangrientos.

Aquella fue la última noche que nuestros labios
de cristal y de sangre unieron nuestro aliento,
mientras la libertad desplegaba sus alas
de nuestra nuca herida por el último beso.




BIOGRAFIA

 José María Hinojosa Lasarte (nacido en la calle Santa Ana número 2 de Campillos, Málaga, 17 de octubre de 1904 - Málaga, 22 de agosto de 1936) fue un poeta español de la Generación del 27, introductor en España de la poesía surrealista y codirector en 1929, junto con Emilio Prados, de la revista Litoral.
Tercer hijo de Salvador Hinojosa y de Asunción Lasarte, una rica familia de hacendados, conservadora y muy religiosa. En 1914 llegaría a Málaga, desde Alameda, para cursar el bachillerato como alumno interno en el Colegio San Fernando que estaba situado en la Calle Victoria número 9. En 1918 toda su familia se trasladaría a Málaga.
Mostró desde muy temprano su inclinación por las letras y la política. Su infancia la pasó entre Alameda, Campillos y Málaga. Asistió al colegio San Fernando, en calle Granada. y al de los jesuitas de El Palo: un solo curso y fue compañero de los poetas José María Souvirón y de Manuel Altolaguirre.
A comienzos de la década de los años 20, la familia Hinojosa se instala definitivamente en Málaga, concretamente en la calle Larios y José María comenzaría a relacionarse con la bohemia artística de la ciudad que se reunía en las tertulias del Café Inglés en la misma calle Larios. En 1921 cursa con brillantez sus estudios de Derecho en la ciudad de Granada donde se licenció años más tarde. Allí entablaría amistad con Federico García Lorca.
En la capital del reino, y desde finales de 1923, entraría en contacto con los ambientes poéticos y pictóricos, convirtiéndose en testigo de las vanguardias artísticas de aquellos años. En este año empieza a escribir poesía. Sus primeros libros, Poema del campo (Madrid, 1925) y Poesía de perfil (París, 1926) poseen una poesía muy influida por Juan Ramón Jiménez.
            Junto a Manuel Altolaguirre y José María Souvirón edita la revista “Ambos”, con ecos del Dada, Expresionismo y Futurismo, y agrupando literatura, pintura y música, creación, crítica y traducciones, que marcaría la línea de posteriores y relevantes revistas malagueñas como Vida Gráfica o Litoral. Hinojosa publicaría en Ambos sus primeros versos, “Poema de Invierno”.
Sus primeros libros "Poema del campo" (Madrid, 1925) y "Poesía de perfil" (París, 1926) poseen una índole arcádica y simbolista, influida por Juan Ramón Jiménez, en arte menor. El poeta de Moguer se referirá a Hinojosa por estas publicaciones como «...vívido, gráfico poeta agreste».
Atraído por las vanguardias, pero también para estudiar francés en la Sorbona, viajó a París en 1925, trabando amistad con la joven generación de pintores -entre los españoles, los de la Escuela de París: Joaquín Peinado, Bores, Ángeles Ortiz, Benjamín Palencia...- y escritores de su época -el escritor cubano José María Chacón, el hispanista francés Jean Cassou- y asimilando las estéticas de vanguardia, entre ellas el Surrealismo de André Breton, hacia donde orientaría su obra poética.
A su regreso a España Emilio Prados le presenta al grupo del 27 activo en la Residencia de Estudiantes (Salvador Dalí, Luis Buñuel, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Luis Cernuda) y del Novecentismo (Juan Ramón Jiménez, José Bergamín) colaborando activamente en revistas en el grupo formado por los poetas del 27 de Málaga.
En 1927 publica su libro poético "La rosa de los vientos" (Málaga, 1927), su libro más breve con dieciséis poemas y prólogo, donde son patentes las huellas de las vanguardias, el futurismo y el ultraísmo. Sus publicaciones aparecían en bellas ediciones de autor con ilustraciones de sus amigos pintores como Dalí, Bores, Benjamín Palencia o Moreno Villa.
            En 1928, tras una breve estancia en Londres, realiza un viaje por los países nórdicos y la Unión Soviética con José Bergamín y Rosario Arniches, en viaje de bodas, y vuelve desilusionado de los logros de la revolución rusa. Él protegió a Dalí y a Gala cuando pasaron unas vacaciones en Torremolinos tras escapar de Paul Éluard. Ese mismo año se convertiría en coodirector de la revista "Litoral", junto a sus fundadores.
            Publica Orillas de la luz (Málaga, 1928) y la "La flor de California" (Madrid, 1928), ambos escritos en 1927 -aunque algunos textos de “La Flor de California” son de 1925- y que muestran un autor dueño de un mundo propio y original. En “La flor de la California” hay reminiscencias de “Los cantos de Maldoror”, de Isidore Ducasse, conde de Lautréamont, y chispazos poéticos humorísticos inspirados por Ramón Gómez de la Serna.
En su segunda parte, "Textos oníricos", desaparece ahora la leve trama argumental de los capítulos iniciales y el relato se convierte en poema en prosa, en un ejercicio de escritura automática plenamente surrealista. El libro representa uno de los hitos más significativos del surrealismo español, siendo además el primer libro de este estilo publicado en España, editado junto a dibujos de Joaquín Peinado el 12 de abril de 1928 por la imprenta Sur.
El surrealismo de Hinojosa se adelanta al de Lorca (Poeta en Nueva York) o Alberti (Sobre los ángeles). Injustificadamente, y debido al contexto histórico fuertemente ideologizado, politizado y radical, Hinojosa sufrió fuertes críticas provenientes de autores o críticos comunistas como Bergamín o de Juan Ramón Masoliver, que lo descalificaban, ninguneando su obra, denominándolo “bohemio con cuenta corriente” o “señorito andaluz”.
En 1931 publicaría su último libro, "La sangre en libertad", también surrealista. Un año antes había comenzado su relación, con muchas fluctuaciones sentimentales, con Ana Freüller Valls, algo que se deja notar en la obra, repleta de vívidas y violentas imágenes surrealistas, agonía y sexualidad, que parece prefigurar el final trágico del autor.
Desde la proclamación de la II República iniciaría una intensa actividad política en partidos conservadores. Durante estos años publicaría más de ciento cincuenta artículos en la prensa de Málaga. En agosto de 1932 es detenido tras el pronunciamiento de Sanjurjo por sus mítines en la Comunión Tradicionalista, y puesto en libertad quince días más tarde. Tras las elecciones de 1933 sería nombrado Delegado del Gobierno de la Conferencia Hidrográfica del Sur de España con sede en Málaga, durante unos meses.
            En 1936 abre un bufete de abogados con José María Barrionuevo y se presenta a las elecciones generales de España de 1936. Tras el pronunciamiento militar del 17 y 18 de julio es detenido una semana después, junto a su padre y su hermano, acusados de “fascistas”. El 20 de julio habría visto por última vez a Ana Freüller. El 25 julio, los tres son conducidos a la Prisión Provincial.
El 22 de agosto de 1936, José María Hinojosa, su padre y su hermano, así como Luis Altolaguirre, hermano del escritor Manuel Altolaguirre, y cuarenta seis detenidos más, serán fusilados ante la tapia del cementerio de San Rafael, de Málaga, por un grupo de milicianos del ejército republicano que habían asaltado previamente la Prisión Provincial, como represalia por los bombardeos de los depósitos de la CAMPSA efectuados por la aviación franquista.
“...Otro poeta malagueño cuya muerte terrible no se ha mencionado entre nosotros.” Luis Cernuda (Historial de un libro – 1958)
En Febrero de 1937, los cadáveres de las víctimas de la represión son exhumados. Y el 3 de Diciembre son enterrados en la cripta que se excava en la capilla del Cristo de la Victoria (Catedral de Málaga).
El nombre de José María Hinojosa, y su obra poética, ha estado olvidado durante muchos años, hasta que en 1974 el Servicio de Publicaciones de la Diputación de Málaga, dirigido por Miguel Alcobendas, recogió en facsímil su obra completa, siendo objeto a partir de entonces de diferentes estudios internacionales.
La Diputación Provincial acordaría el 15 de junio de 1998 distinguirle como “Hijo Predilecto de la Provincia de Málaga”

Obras:

Poema del campo (Madrid, 1925)
Poesía de perfil (París, 1926)
La rosa de los vientos (Málaga, 1927).
Orillas de la luz (Málaga, 1928).
La flor de California (Madrid, 1928)
La sangre en libertad, (Málaga, 1931).
Poesías completas Málaga: Litoral, 1983.
Seis poemas inéditos. Málaga: Diputación Provincial, 1988.
Obra completa de José María Hinojosa (1923-1931), edición de Alfonso Sánchez. Fundación Genesian, 2004.



Fuentes:
Amediavoz.com
Wikipedia
Poetas andaluces.com

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