D. Bernardo Catalá de Valeriola (Valencia,
26 de octubre de 1568 – León, 2 de noviembre de 1608)
A UN PAJARILLO QUE SE PUSO SOBRE UN COPETE DE UNA SEÑORA
Al mejor neblí te igualas,
pajarillo, con tu vuelo,
pues a la cumbre del cielo
han alcanzado tus alas.
Envidien todos tu empresa,
pues, volando tu caudal,
una garza tan real
en tal parte hiciste presa:
Discretamente con ello
mostraste tu proceder,
que es ocasión la mujer
y ha de asirse del cabello.
Más que el más rico tesoro
vales, pajarillo ufano,
pues te has puesto de su mano
tan nobles espuelas de oro.
Si los cabellos son ramo
plantado junto a la boca
que con dulzuras provoca
llamando caza al reclamo,
¿Quién habrá que no te diga
que al mejor señuelo has ido,
y al árbol mas florecido,
y a la más sabrosa liga?
No es, jilguerillo dichoso,
dueño de tan altos bienes,
el alcándara que tienes
de tórtola sin esposo;
Pues llena de honesto fruto,
si acoge el regalo tierno,
hará Mayo al seco invierno
y alegre esperanza al luto.
Vive muy asegurado,
aunque habitas donde miran
punteros que al blanco tiran
de la caza que has tomado;
Que es blanco que deja en blanco
a la experiencia y al arte,
y así no estarás en parte
más segura que en el blanco.
Mas, si alguna vez se doma
Nise y de ti se aconseja
y le hablas a la oreja
como el ave de Mahoma,
Te suplico que me valgas
granjeándome favores,
y escribiré tus loores
con las plumas de tus alas.
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