Miguel Angel Arnás Coronado
Wikipedia.
Resumen ampliado (tiene sentido
cuando sigues leyendo) del artículo publicado por Miguel Arnas Coronado en la
web www.tendencias21.net y entremezclado con
indagaciones de Wikipedia, sobre lo absurdo de la vida y los juegos de
palabras.
Al escribir
esta entrada en el blog no puedo dejar en el
tintero a Unamuno, Valle Inclán, Góngora o Dario Fo. Escritores estos
dispares y afines a un mismo tiempo donde el absurdo esperpento de la vida se
entremezcla en los juegos de palabras. Autores contradictorios que sacan al
tablero de juego sus palabras para decir algo, tal vez para jugar o quizás para
ambas cosas.
El
escritor y matemático francés Jacques Roubaud, autor de “La bella Hortensia” y
“El rapto de Hortensia”, juega con la “narratividad” para provocar arbitrios
hilarantes. Emplea la literatura como juego, diversión y reflexión sobre lo
absurdo de la vida.
Roubaud fue
miembro del OuLiPo, una “emanación” del Collège de Pataphysique de París.
OuLiPo son las
siglas de “Ouvroir de Littérature Potentielle”, Obrador de Literatura
Potencial, cuya tarea principal fue la amalgama de literatura y matemáticas,
poniendo obstáculos, trabas o restricciones para potenciar la creatividad y la
profundización en el lenguaje y en las es tructuras, tanto poéticas como
narrativas.
En ocasiones y
de cara a la producción pública, es decir a aquello que se publicará para
disfrute,
goce y entretenimiento artístico del lector, estos ensayos se quedan
en meros juegos, cierto, pero como auténticos potenciadores de la literatura,
producen reflexión en quienes los practican, conocimiento y creatividad, cuyo
florecimiento consiste en verdaderas obras de arte de la literatura.
Marcel Benabou,
actual Secretario Provisionalmente Definitivo del OuLiPo, definió así la tarea:
“¿Y qué es un autor oulipiano? Es una rata que construye ella misma el
laberinto del cual se propone salir. ¿Un laberinto de qué? De palabras,
sonidos, frases, párrafos, capítulos, bibliotecas, prosa, poesía, y todo eso”.
Roubaud siguió esa descripción al pie de la letra en sus novelas de Hortensia.
El OuLiPo
surge del Collège de Pataphysique de París. Debemos recordar, o al menos
conocer, que uno de sus refundadores es nuestro genuino Fernando Arrabal. Su
creación fue el 11 de mayo de 1948 (22 Palotin del 76, según el calendario
patafísico) en París, como irónica contraposición a las academias de arte y
ciencias (Collège de France). Fue instaurado en conmemoración a los 50 años del
Doctor Faustroll (personaje principal de la novela "Gestas y opiniones del
Doctor Faustroll, patafísico", de Alfred Jarry), por Iesu Maria Tlecl,
anagrama de Maurice Saillet, en la librería de Adrienne Monnier.
Se entiende
por patafísica una contracción de la palabra epí ta metá ta physiká, "lo
que está alrededor de lo que está más allá de la física". Alfred Jarry
retoma una serie de postulados científicos que dan cuenta de la Patafísica como
ciencia que regula las excepciones, proclamándola desde entonces como
"ciencia de las soluciones imaginarias". No hay comparación entre lo
particular y lo general, se excluye cualquier reminiscencia de una generalidad
o universalidad; incluso la patafísica no es objeto de teorización de sus
contenidos ni de ningún otro aspecto, es la patafísica la que
"teoriza" sobre las particularidades.
A partir de la
obra y sus postulados patafísicos, y más aún después de la muerte del autor, un
conglomerado de escritores surrealistas y vanguardistas se hacen cargo de
retomar aquellos estudios y hacer trascender la ley de la excepcionalidad,
creando colectivos artísticos que se encargaran de la patafísica. Es por esta
razón que la creación de Colegios e Institutos se dedican mayormente a hacer
uso de aquel legado artístico, transgresor y pilar del Absurdo que deja en la
historia la obra de Alfred Jarry.
En París se encarga,
principalmente, de perpetuar la ciencia creada por Alfred Jarry, y de maquinar
eruditos estudios sobre ciencias inventadas e inútiles. De hecho, el Collége de
Pataphysique se presentó, por principio, como una "Sociedad de
Investigaciones Eruditas e Inútiles". Muchas veces estas ciencias, o
investigaciones, no eran más que meros retruécanos rimbombantes y provocativos,
sin ninguna función o profundidad más allá de su nombramiento (Algunos
ejemplos: Liricopatología y Clínica de los retoriconosos, Cocodrilología,
Pedología y Adelfismo, Cinematografía y Onirocrítica, Aliética e Ictibalística,
Tonosofía Africana, Alcoholismo estético, Aniñamiento voluntario e
involuntario, etc).
Estas ciencias
imaginarias y otras construcciones, tales como la exposición de los órdenes
jerárquicos dentro del Colegio y otras obras, eran explicadas y distribuidas en
series de revistas confidenciales, de tirada muy limitada, en las cuales
dejaban enigmas, incongruencias, misterios y palabras altamente eruditas. Todo
en consideración de un lector apropiado, que se atreva a captar los postulados
del Colegio. Hay que ser lo suficientemente inteligente como para advertir la
singularidad de sus creaciones.
A finales de
1974 (debido a la muerte de muchos de sus miembros e investigadores) el Colegio
Patafísico decide ocultarse, por un tiempo indeterminado. Este acontecimiento
es recordado como "Periodo de Ocultación". Sin embargo, el legado y
el paréntesis que deja en la historia esta decisión, motiva a muchos
personajes, en diferentes lugares del mundo, a intentar recobrar la
institución. Uno de los personajes más relevantes y fundamentales fue Fernando
Arrabal, quien es, prácticamente un precursor del renacimiento de la era
Patafísica. Finalmente, el 20 de abril del año 2000 (1 palotín 127, y San
Cocodrilo, del calendario patafísico) se celebra la "Desocultación"
del Colegio, el cual anunciaba una exposición de "Agujeros, Nadas y
Espejismos", que nadie pudo encontrar.
Algunos
miembros más actuales que integran el Colegio Patafísico de París son Umberto
Eco, Jean Baudrillard, Enrico Baj, Dario Fo, Roland Topor, Luis Shilton ,
Fernando Arrabal y Daniel Rubio Ortells, entre otros.
Regresando a
Jacques Roubaud y sus novelas sobre Hortensia, debemos conocer que se trata de
tres novelas independientes unas de otras quizá porque el argumento, si bien
tiene su importancia como es de esperar en la narrativa, no es sino un
mecanismo más para lograr lo que se propone: explicar una historia y también
jugar con los diferentes trucos y recursos que se utilizan en la narración,
aprovechando ese juego para provocar arbitrios verdaderamente hilarantes.
Estas
obras son “La belle Hortense”, “L’Enlèvement d’Hortense”, y “L’Exil d’Hortense”,
de las que sólo dos se han traducido y publicado en español: “La bella
Hortensia” y “El rapto de Hortensia”, por la editorial Montesinos.
Lo primero que
hace el autor es reconocer que lo que el lector está leyendo es una historia de
ficción, una novela; llamar a las cosas por su nombre. Y por tanto, si hay una
novela, hay un novelista, de modo que aparece el propio Roubaud, mas no como
personaje, sino como partícipe; no en la historia, sino en la elaboración de
ella, con sus dudas y sus certezas, pero sobre todo por sus discusiones con el
editor, esas discusiones tan típicas: que si derechos de autor, que si
anticipos, que si esto me lo eliminas porque el lector no lo va a comprender,
que si yo no quito nada porque para eso soy el jefe del cotarro, que si bueno,
lo quito, pero si usted lector detecta aquí un vacío, no es culpa mía sino del
señor editor.
Siguiendo con
ese juego, que como en los juegos infantiles no es juego si no es divertido,
adjudica el papel de narrador a determinado individuo, para luego cansarse de
él, convertirlo en un celoso y un bobalicón, y pasarle la responsabilidad a
otro personaje.
Narrador que,
desde luego, nunca es Hortensia, alrededor de la cual ocurre la anécdota y que
da título a las obras. La bella Hortensia es, eso, bella, muy inteligente,
objeto de persecuciones como en la novela gótica, de sensualidad desbocada y
digna de ser querida, no sólo amorosa y eróticamente, sino también por sus
amigos y amigas.
¿La anécdota?
Una excusa. Para empezar, hay un barrio compuesto de cuatro calles alrededor de
una plaza, del cual se proporciona mapa. Hay una capilla-mausoleo de los
príncipes poldevos. ¿Y quiénes son esos? Poldavia es país sobradamente conocido
por cualquier estudiante secundario de geografía.
Poldavia aparece
por primera vez en la novela de Raymond Queneau, “Mi amigo Pierrot” (Anagrama).
Roubaud toma la idea de Queneau y desarrolla unas dinastías y un sistema de
gobierno delirante, pero con la consabida ambición por parte de los malos, que
hacen lo posible por dinamitar el sistema dinástico establecido y ocupar el
poder en tiempo que no les corresponde, y para eso cuentan con una serie de
ayudas de cámara que, curiosamente, todos parecen ser hermanos gemelos o, cuanto
menos, clones de sí mismos.
Ese juego de
espejos o de reproducciones idénticas es también hilarante, porque los buenos
no sólo son buenos sino también hermosos, y los malos no se resignan con
padecer ese defecto sino que además son feos, muy feos, pero parecidos
físicamente a los buenos, tanto que son confundibles con éstos.
Por
otra parte se ridiculiza la novela negra pues el crimen que se comete en “La
bella Hortensia” es el robo en las ferreterías del barrio perpetrado por el
enigmático Terror de los Ferreteros, robo consistente en entrar con escala en
la tienda, provocar una escandalera enorme tirando todos los cacharros al suelo
y sustraer unas figurillas poldevas de cerámica cuya utilidad oscila entre lo mítico
y lo cachondo.
Esto
lo perpetra uno de los buenos que no puede evitar su propia cleptomanía, aunque
no hubiese costado nada justificar esos robos con la recuperación de viejas
reliquias, por ejemplo, cosa que se intenta, pero no llega a concretarse
porque, ¿para qué? A fin de cuentas, si observamos jugar a los niños,
¿justifican sus a veces estrafalarias reglas?
Si hay
criminales tiene que haber un inspector. Y lo hay: Blognard, un tipo que
utiliza sistemas de deducción basados en filosofías y psicologías entre el
manual y lo burlesco, y como en esas series televisivas (basadas en célebres
novelas negras) donde al inspector listo siempre lo acompaña un ayudante un
tanto cenutrio y tosco, también hay un asistente de ese tipo, un aprendiz que
duda entre la admiración y la extrañeza ante los métodos de su jefe.
Para colmo,
los animales hablan y tienen voluntad y representación, como en Schopenhauer y
en Disney. El gato Alejandro Vladimírovich (si tienen ustedes un gato y no
saben qué nombre ponerle, Roubaud les regala aquí uno) es todo un personaje:
enamoradizo, infiel, soñador, susceptible de desaparecer. Los poneys poldevos
también usan el razonamiento, como cualquiera puede comprobar si los observa en
un zoológico o en un parque infantil.
Novela recomendable
para quien adora la literatura como juego, como diversión, como reflexión, como
conocimiento y como risa que, además, ayuda a reflexionar sobre la realidad
absurda de la vida. Puedes leer el artículo íntegro en: http://www.tendencias21.net/Juego-diversion-y-reflexion-en-la-narrativa-de-Jacques-Roubaud-las-novelas-de-Hortensia_a30267.html
Poema de Jacques Roubaud.
Le crocodile
Le crocodile n'a qu'une idée
il voudrait dévorer Odile
qui habite près de son domicile
elle est tendre et dodue à souhait
Le crocodile est obsédé
"ça devrait pas être difficile,
pense-t-il,d'attraper cette fille"
(il emploie la méthode Coué)
Mais Odile qui n'est pas sotte
ne s'approche pas de la flotte
elle se promène sur la grève
mangeant des beignets de banane au mil
et c'est seulement dans ses rêves
que le crocodile croque Odile.
Traducción:
El cocodrilo
El cocodrilo tiene una idea
que devoraría a Odile
que vive cerca de su casa
es suave y regordeta a la perfección
El cocodrilo está obsesionado
"No debería ser difícil,
¿Cree que coger a esta chica "
(Se utiliza la autosugestión)
Pero Odile, que no es estúpida
no se acerca a la flota
ella camina en la playa
comiendo plátanos frituras mijo
y es sólo en sus sueños
el cocodrilo muerde a Odile.
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