Fuentes:
Wikipedia
“Introducción a Lope de Vega,
Fuenteovejuna” de Rinaldo Froldi Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de
Cervantes, 2002.
“Historia Crítica del Pensamiento Español” José Luis Abellán.
Algunos comentarios irónicos
personales entre los vericuetos literarios de una obra maestra.
Fuenteovejuna.
Sabido
es que el mito de Fuenteovejuna subyace en el inconsciente colectivo de nuestra
nación y del cual muchos se aprovechan para criterios partidistas. Esta obra de
Lope resulta más compleja de lo que simplifican algunos intereses creados en
contra de todo orden establecido. La rebelión no se manifiesta contra el Rey, sino en nombre del Rey, contra tiranías y abusos de poder.
Para Lope, la
Monarquía actúa como mito nacional de forma omnipresente en toda su obra. En
los conflictos sociales tan frecuentes entre la nobleza y el pueblo, la
solución siempre venía de la mano del Rey, que lo resolvía a favor del pueblo,
reflejando así la creencia en ella y el entusiasmo por ella de todos los
españoles.
Fuenteovejuna
representa la rebelión contra la injusticia tanto de pueblo como, en última
instancia, por los reyes. Cuando los señores, léase (desde un punto de vista
actual) gobernantes, presidentes autonómicos, dirigentes de partidos políticos
o centrales sindicales, entidades bancarias, se enfrentan al sistema actuando
contra el pueblo, al final la intervención del poder real como instancia
suprema restaura el orden.
Pero
pasemos a su análisis literario, histórico y social.
Fuenteovejuna
(son correctas las cuatro formas de escribir el topónimo: con -b- o con -v-,
junto o separado) es una conocida obra teatral en tres actos escrita por Lope
de Vega, publicada en Madrid, en
1618, dentro del volumen Docena Parte de las
Comedias de Lope de Vega Carpio. Está considerada, dentro de su inmensa
producción teatral, como una de sus obras maestras.
El tema
principal es el levantamiento del pueblo contra el abuso de poder del
Comendador. Se plantea un conflicto social entre el señor feudal y sus
vasallos, el presidente autonómico y sus sufridos ciudadanos, el terrateniente
local y sus agotados contribuyentes.
La unidad de
todo el pueblo, de todo el territorio, frente a la tiranía (unas veces oculta
bajo aparente cortesía y otra que se muestra descarnada) es la base del
triunfo. No hay ningún vecino que, aun bajo tortura, señale al autor directo de
las muertes, es el pueblo el que se rebela y ejerce la justicia.
Llegan los
reyes y restablecen el orden al reconocer la justicia del proceder del pueblo
de Fuente Ovejuna. Se contrapone el amor cristiano de Frondoso por Laurencia al
deseo lascivo del Comendador.
El triunfo de
la rebelión y el respaldo del poder a la misma finalizan cánticos a los reyes y
gritos contra la tiranía
Los temas que
tejen el resto de obra son el amor y la ambición. Los amantes, Laurencia y
Frondoso luchan por su amor contra las interferencias del Comendador. El abuso
de poder mostrado por el Comendador tiene como contrapunto la actitud del
pueblo, que no ansía poder sino justicia.
Se trata de una
obra de contenido social y reivindicativo. Presenta la rebelión del pueblo,
unido ante la tiranía y la injusticia expuestas crudamente a finales del siglo
XV y principios del XVI; se cree que la obra fue escrita entre 1612 y 1614 y se
puede considerar de una gran valentía y de carácter pedagógico.
En primer
lugar, observaremos que esta obra parece corresponder a las características que
el propio Lope perfiló en su Arte Nuevo, que es de 1609 y que, aunque no
constituye un verdadero tratado canónico sobre la comedia, reúne una serie de
reflexiones acerca de la misma, sugeridas por la viva experiencia poética y
teatral de Lope, que trazan una teoría implícita de la forma de obrar del
poeta. Fuenteovejuna obedece, en efecto, a la sugerencia de distribuir la
acción en tres actos
Desde este
punto de vista, parece representar de manera ejemplar el concepto que Lope
tenía de la comedia, como espectáculo y a la vez género literario. Se configura
como una obra temática y estructuralmente compleja: a Lope se le presentaba
especialmente difícil la labor de dar unidad dramática a una acción proyectada
alrededor de tres núcleos temáticos fundamentales, todos ellos importantes en
la estructura de la composición, cuyo valor, en el plano dramático, consiste en
la feliz fusión de la variada sucesión de temas en una trama sabiamente
articulada.
En
Fuenteovejuna existe un núcleo temático de fondo de carácter histórico. La
acción se desarrolla en época del reinado de los Reyes Católicos (1474 – 1535).
La muerte de Enrique IV provoca una contienda por la sucesión al trono que
llevaría a una guerra civil. Aspiraba al trono la hija del Rey, doña Juana,
casada con Alfonso V de Portugal y apoyada por una parte de la nobleza
castellana, pero a ella se oponía, respaldada por otra parte de la
aristocracia, la hermana del Rey, Isabel, casada con Fernando de Aragón. Este
partido negaba el derecho de doña Juana a acceder al trono, puesto que no la
consideraban hija de Enrique IV, sino de un cortesano, don Beltrán de la Cueva,
por lo que se referían a ella despectivamente como la Beltraneja.
En el
conflicto que dividía a la nobleza castellana, también afloraba el choque entre
la vieja ideología feudal y la naciente ideología que sostenía la necesidad de
construir una monarquía fuerte, que sin anular el aristocraticismo subyacente
se proponía dar al Estado una firme unidad, concentrando el poder en las manos
del rey, con la evidente reducción de los poderes feudales, autonómicos o
políticos.
. En resumen,
una visión más moderna de la realidad política, que ponía en marcha el proceso
constitutivo y que se complicaba debido
al hecho de que doña Juana estuviera casada con el rey de Portugal, lo que
confería al conflicto carácter internacional: Isabel y Fernando aparecían como
defensores de la libertad de Castilla.
Lope siempre
defendió la monarquía y, por consiguiente, en la comedia los Reyes Católicos
están representados como vigorosos y sabios autores de un justo concepto del
Estado, fuertes defensores de una España que pretende afirmarse contra las
potencias extranjeras, fundadores de la gran España imperial de la época de
Lope.
En el plano
histórico, se servía del episodio ocurrido en Fuente Ovejuna en 1476, es decir,
el asesinato, a manos del pueblo enfurecido, del señor de la aldea, Fernán
Gómez, comendador de la Orden de Calatrava, a causa de su comportamiento
deshonesto y violento. Lope juzga al comendador culpable no sólo de abusos
hacia sus súbditos, sino de traición respecto al Rey y a la Reina, al haber
apoyado al partido contrario combatiendo contra ellos en Ciudad Rodrigo.
Al
núcleo histórico se une otro núcleo temático, el que se refiere al aspecto más
propiamente político.
En
el conflicto entre la aristocracia feudal y los Reyes Católicos, ocupaban una
posición especialmente delicada las órdenes religioso-militares, como la de
Calatrava, que también poseían una estructura feudal. Ambiciones políticas,
sindicales o bancarias que jamás velan por el interés colectivo. En el proceso
de degeneración del feudalismo estas órdenes habían venido a encontrarse, a
menudo, enfrentadas a los soberanos: muchos de sus miembros habían llegado a
cometer verdaderos abusos y, no digamos en la actualidad ante los excesos de
gobernantes que en nombre del pueblo y del rey, engañan y roban cuanto
encuentran a su paso.
Hay que tener
en cuenta este punto para comprender el fuerte impacto que el tema propuesto
tenía en un público que sin duda sabía captar en la representación de unos
hechos lejanos las referencias al presente. La época era también la de la
creciente importancia social de la clase de los labradores, terratenientes que
reivindicaban una particular posición social que los acercaba a la nobleza, en
función de una afirmada limpieza de sangre a la que iba unido el concepto de su
honorabilidad. La monarquía, por otra parte, veía en ellos un posible apoyo a
su política, orientada hacia la eliminación de los últimos residuos feudales:
también éste era un motivo idóneo para suscitar el interés del público, gracias
a su «actualidad».
En la escena
que da fin a la comedia, el Rey acepta la justificación que en nombre de todas
las gentes de Fuente Ovejuna pronuncia el alcalde Esteban:
“La sobrada
tiranía
y el
insufrible rigor
del muerto
Comendador
que mil
insultos hacía,
fue el autor
de tanto daño.
Las haciendas
nos robaba
y las
doncellas forzaba
siendo de
piedad extraño”
Se afirma,
pues, en el plano político, por una parte, que el derecho de hacer justicia le
corresponde al rey y, por otra, que la justicia no puede desligarse del respeto
de unos principios morales determinados. Indirectamente, se justifica el
levantamiento popular. Así pues, la conclusión ofrecida por Lope es coherente
con el sistema político vigente, pero también es indudable que poética e
ideológicamente comparte la causa del pueblo que se rebela ante la injusticia.
Pueblo y
Monarca defenderán la justicia frente al abuso de terceros y con independencia
de lo que marquen las leyes humanas. El derecho de pernada o el control de las
cosechas eran propios del Comendador, por tanto actuar contra él por tales
motivos era delito que debía ser castigado. Pero antes que la justicia de los
hombres prevalece la justicia divina (el sentido común) que se encarna en la
Monarquía.
Por encima de
todo, queda bien representado en el plano dramático, encarnado por los
personajes, el conflicto entre los conceptos de justicia y libertad por una
parte, y de la autoridad que debería garantizarlas por otra, cosa que no ocurre
porque la autoridad degenera en una injusta tiranía. Esto hace que el
mencionado conflicto sobrepase las fronteras de un ámbito limitado en el tiempo
y en el espacio: hace que adquiera una dimensión universal de la que deriva el
poder de resonancia del tema en el público de épocas y condiciones históricas
distintas.
Existe, ligado
a los otros dos, un tercer núcleo temático, el moral, que encuentra su
expresión concreta en el pueblo de Fuente Ovejuna, personaje entre los
personajes, precisamente porque son los labradores, las gentes sencillas del
campo, quienes encarnan los valores fundamentales de la vida honrada, esos
valores que descienden de Dios y que Lope expresa sabiamente a través de las
acciones y también de los discursos de los hombres y mujeres del pueblo.
Estos,
elevados por Lope a un elaborado plano literario con evidentes ecos de la
tradición pastoril, impregnada de platonismo, debaten el tema de la aldea que
se opone a la corte, el tema del honor que se diferencia del deshonor, así como
se diferencia, por otra parte, el verdadero amor de la pasión ciega. De manera
sabiamente gradual, la virtud de quienes viven en el campo y custodian los
valores fundamentales de nuestra condición humana surge del contexto dramático,
y la escena final de la conciliación parece volver a proponer, en términos
políticos, lo que es el perseguido ideal de una armonía que la población del
campo conocía, pero que había sido violado por una autoridad injusta y
tiránica.
Si
tres son los núcleos temáticos de la comedia, también son tres los ámbitos
sociales en los que se desarrolla la acción.
El primer
ámbito es el de la sociedad feudal tardía, en la que se inscribe la vida del
pueblo de Fuente Ovejuna, sometido no a la monarquía, sino a los señoríos
particulares de grupos ajenos al interés del estado, pequeños reinos de taifas que
se esconden tras una cruz, un partido político, una entidad sindical o una
patronal determinada, por decir algo.
El segundo
ámbito es el del pueblo: en Fuente Ovejuna (el pueblo ayer, España podría ser
hoy) el pueblo es víctima de la prevaricación del tirano, del gobernador, pero
se convierte en protagonista de una reacción ilegal en sí misma, aunque capaz
de restablecer la condición moral, el orden y la armonía que deben constituir
la base de una correcta organización social. Precisamente porque el pueblo ha
conservado puras sus costumbres, porque lleva una vida sencilla, opuesta a la
vida corrupta de la ciudad, profundamente respetuosa de la ley cristiana,
acabará por ver reconocidos sus derechos. Pero ello ocurrirá también porque, a
su vez, se mostrará dispuesto a reconocer la autoridad del Rey.
El pueblo no
se propone cambiar el sistema social, busca, simplemente, justicia y para ello
toma su mano y luego le pide a los reyes que avalen su acción.
La monarquía,
que ha sabido imponerse sobre el particularismo feudal y ha reunido a su
alrededor lo mejor de la aristocracia, es el tercer ámbito social en que se
mueve la acción de la comedia: constituye el elemento capaz de reconciliar los
valores de la aristocracia y del pueblo. La comedia concluye, en efecto, con el
triunfo de los Reyes Católicos, garantes de la justicia: ellos, al promover la
paz, restablecen la armonía entre todos los súbditos. Podríamos decir que para
Lope, la Monarquía necesita desempolvarse de viejos clichés que la entorpecen y
enturbian.
Los tres
ámbitos sociales que se entrecruzan y contraponen en el curso de la acción (y
que se distinguen en la obra por la variedad del lenguaje, por la diversidad de
los trajes que lucen los personajes, por la diferenciación de los gestos),
confluyen en la escena que pone fin a la comedia, salvando así la unidad
teatral. La conciliación de los conflictos sancionada al final es a la vez una
solución ideológica y dramática: el final feliz no es un expediente o
convención escénica, sino que constituye más bien la lógica conclusión de la
acción.
Desarrollo de la acción
Primer
acto
El Comendador
llega a la casa del Maestre, quien lo recibe para luego mantener una
conversación sobre la conquista de sus tropas en Ciudad Real, cuyo objetivo es
liberarla del rey, pues es un punto estratégico entre Castilla y Andalucía. A
su vez, se percibe la rebeldía del pueblo ante los Reyes Católicos y la unión
de éste contra la injusticia.
Observaremos,
ya en la primera escena del primer acto, la prontitud con la que Lope introduce
a los personajes, generando la acción a través de sus diálogos. En las
redondillas iniciales, en efecto, en un diálogo de tono aparentemente menor y
casi convencional entre el Comendador y dos de sus criados, se aborda
dialécticamente la oposición entre los conceptos de cortesía y descortesía, o,
en otras palabras, el contraste entre trato exterior y conciencia interior.
Precisamente
el Comendador, que sostiene el concepto de la indispensabilidad de la cortesía
en las relaciones humanas, acabará por negar sus declaraciones de principios en
función de una serie de actuaciones sucesivas que el público advertirá como
inmorales. En la base de estas actuaciones se encuentra fundamentalmente una
mal entendida conciencia estamental: es decir, el concepto de que el señor lo
puede todo y el vasallo tiene que aguantarlo todo.
Lope
representa sin duda, en el Comendador, una ideología en declive: el señor
feudal que ha traicionado el ideal del caballero medieval, un gobernante
tirano, un pueblo traicionado.
Esto se
manifestará más claramente en el curso de la acción de la comedia, pero Lope
introduce ya en el espectador (o en el lector), en esta primera escena, la duda
sobre la sinceridad del personaje: el defensor de la cortesía, en efecto, se
esfuerza por convencer al Maestre de Calatrava, en un largo romance, de que
cometa un acto de felonía, es decir, el de tomar las armas contra el Rey.
Y así, vengo a aconsejaros
que juntéis los caballeros
de Calatrava en Almagro,
y a Ciudad Real toméis,
que divide como paso
a Andalucía y Castilla,
para mirarlos a entrambos.
Poca gente es menester,
porque tienen por soldados
solamente sus vecinos
y algunos pocos hidalgos,
que defienden a Isabel
y llaman rey a Fernando.
En todo
momento, Fernán Gómez recuerda al joven Maestre la forma en que obtuvo su
puesto (por la muerte de su padre, ya que su gobierno quedó mediado por la
supervisión de otra persona que prontamente falleció), y ahora en su todavía
juventud, él tiene que gobernar sin ningún consejo o supervisión. Esta juventud
hace al Maestre confiar plenamente en todo lo que dice el Comendador, y en
cierto modo, esta confianza depositada en el Comendador lo exime de toda
responsabilidad en los futuros acontecimientos de la obra quien piensa con
venganza "Voy a poder ser el rey".
Con un rápido
cambio de escena Lope nos transporta del ámbito señorial al popular: la gente
del pueblo de Fuente Ovejuna se nos presenta mientras sostiene, discretamente,
un debate sobre el concepto de cortesía y sobre los enmascaramientos hipócritas
de la misma. Ver como los políticos, entre sonrisas y falsas promesas, hablan y
mienten o mienten más que hablan o hablan menos de lo que mienten.
No se trata de
una escena aislada: está estrechamente vinculada con el argumento, puesto que
está precedida por un diálogo entre dos lugareñas que hablan sobre la
posibilidad que tiene Laurencia de convertirse en amante del Comendador, ya que
éste ha insistido estar con ella desde antes de irse a la guerra.
Las dos
mujeres expresan en dramática oposición dos actitudes distintas: Laurencia es
la que se proclama segura por su fuerza moral de poder hacer frente a la
insidia (pues sabe que sólo es su
intención poseerla un tiempo y dejarla como ha hecho a muchas otras), mientras
que Pascuala es la que se muestra más débil y remisa, considerando incluso
imposible resistirse.
Así
pues, Lope, mediante rápidos trazos, muestra el comportamiento deshonesto del
señor, y por contra señala la fundamental virtud y moralidad del pueblo. El
tirano que acecha a las muchachas y que se considera, por su nobleza,
depositario exclusivo del honor, se ve vencido por la gente sencilla, los
villanos que, en su aparente tosquedad, son más puros de corazón, los
verdaderos depositarios del honor.
En esta parte,
aparecen Frondoso, Barrildo y Mengo, otros tres vecinos de la localidad,
discutiendo respecto a la existencia del amor, tema que interesa a las
lugareñas y se suman a la conversación. Así, se establece un debate entre los
cinco personajes, no sacando nada en claro; excepto que Mengo afirma que no
existe nada más que el amor por uno mismo y los otros dos varones le
contradicen.
Aquí aparece
Flores, uno de los criados del Comendador, el cual empieza a relatar las
maravillas de la guerra recién terminada que había sido vencida por el “bando
del jefe”, haciendo alusión al Comendador y al Maestre.
Nos reconduce
la comedia al tema histórico: relata la empresa del Maestre de Calatrava, que
con la ayuda de las tropas del Comendador ha conquistado Ciudad Real. La
narración tiene una especial fuerza representativa, especialmente allí donde se
detiene en el violento asalto a la ciudad y en las crueles represalias hacia
los ciudadanos. En esta narración triunfalista, sin embargo, Lope no
desperdicia la ocasión de introducir hábiles contrapuntos críticos, puesto que,
junto a la exaltación de las proezas militares de los vencedores, presenta
también el testimonio de la firme lealtad de la ciudad a la Corona, y la
desesperada defensa de sus bienes que, en términos actuales, podrían ser
materializados en la defensa contra recortes salariales, sanitarios,
educativos, económicos y culturales.
El
relato de Flores precede a la celebración de una fiesta que el pueblo tributa
coralmente a su señor: acompañado por música y cantos, un cortejo avanza encomiando
al Comendador, ofreciendo abundantes, aunque sencillas, ofrendas rústicas. En
esta escena se quiere subrayar la honrada fidelidad del pueblo hacia la
autoridad establecida. De esta manera, el grosero comportamiento del
Comendador, que al final de la fiesta quiere retener a Laurencia y a Pascuala,
resultará aún más grave. Lope muestra ahora a su público de forma más abierta
cómo Fernán Gómez va traicionando su condición de caballero cruzado. Desea
apoderarse de las mujeres de la misma manera que captura a los animales cuando
va de caza. En su degenerado orgullo de señor piensa que las campesinas son
cosas que le pertenecen
En este
momento, y con la consabida habilidad teatral, Lope interrumpe la acción en la
aldea y nos introduce por primera vez y por brevísimo tiempo en el ámbito
social más elevado: el de los soberanos que reciben en audiencia a dos
regidores de Ciudad Real, y por ellos se enteran de la caída de la ciudad.
Miembros
orgullosos de su origen y destino, los regidores niegan el sometimiento al
maestre de Calatrava. Están orgullosos de su carácter real y de su grandeza en
el papel de la nueva España que surge tras el fin del feudalismo.
“Católico rey Fernando,
a quien ha enviado el cielo
desde Aragón a Castilla
para bien y amparo nuestro:
en nombre de Ciudad Real,
a vuestro valor supremo
humildes nos presentamos,
el real amparo pidiendo.
A mucha dicha tuvimos
tener título de vuestros;
pero pudo derribarnos
de este honor el hado adverso
Inmediatamente,
el Rey da las disposiciones necesarias para la reconquista de la misma. La
acción vuelve inmediatamente a la aldea, donde el Comendador lleva a cabo un
nuevo abuso contra Laurencia: tras haberla cortejado inútilmente, intenta
retenerla empleando la violencia. Aquí la acción roza la tragedia: el prometido
de Laurencia, Frondoso, llega a tiempo para recoger la ballesta y apuntar con
ella al Comendador. No disparará la flecha, pero permitirá la huida de
Laurencia y obligará a marcharse a su perseguidor.
El acto se
cierra en una atmósfera de suspense. Con esta extraordinaria puesta en escena
Lope ha sabido presentarnos en este primer acto los temas y los personajes
principales, y ha creado una ansiosa tensión en los espectadores, capturándolos
en el plano emotivo.
Segundo
acto
Al comienzo
del segundo acto el espectador se esperaría la continuación inmediata del
choque dramático con que se había cerrado el primero. En su lugar, se encuentra
frente a otra pausada conversación entre labradores: están discutiendo sobre
problemas de su trabajo, como la siega del trigo, pero abordan también temas
más profundos, como la credibilidad de las previsiones astrológicas. Juan Rojo
se queja de la poca abundancia de bienes (cosechas) que hay en el pueblo y
achaca el mal al que dirige el pueblo desde más arriba, es decir, el
Comendador.
Se halla
también entre ellos un estudiante de Salamanca, Leonelo, que protesta por la
excesiva facilidad con que se publican libros, y por la vanidad de quienes
presumen de ser sabios sin serlo realmente. La escena sirve para presentarnos
mejor las características del pueblo. Leonelo es un bachiller: aunque ha
manejado libros, ha permanecido cerca de la mentalidad de su gente, de su
sencillez y autenticidad natural, no exenta de sabiduría.
La escena crea
una pausa de serenidad que prepara hábilmente, por contraste, el efecto
dramático que irrumpe poco después con la entrada del Comendador, que pretende
nada menos que el alcalde Esteban, padre de Laurencia, regañe a su hija por no
haber querido ceder a sus deseos y la aún más fuerte y malhumorada queja de la
necesidad del prendimiento de Frondoso por el agravio realizado en el campo
contra él. Los ciudadanos presentes, con su alcalde, además de hacer caso omiso
a las quejas del mandatario, le echan en cara todos los inconvenientes que éste
está trayendo al pueblo. Ante el rechazo del alcalde y las decididas protestas
de éste y del Regidor, junto con la afirmación de la honra de los labradores de
Fuente Ovejuna, el Comendador no sabe sino oponer exclamaciones irónicas o
violentos insultos. Fernán Gómez se enciende y les echa con malos modos del
lugar de reunión prometiendo una satisfacción de su parte.
Respuesta que
me agrada:
Sí quisistes... Y
esto baste;
que
reyes hay en Castilla,
que
nuevas órdenes hacen,
con que
desórdenes quitan.
Y harán
mal, cuando descansen
de las
guerras, en sufrir
en sus
villas y lugares
a
hombres tan poderosos
por
traer cruces tan grandes;
póngasela el rey al pecho,
que
para pechos reales
es esa insignia y no más.
Poco después
llega la noticia de que tendrá que volver a partir para la guerra porque Ciudad
Real ha sido rodeada por las tropas de los Reyes Católicos. Antes de marchar el
Comendador trata de llevar a Jacinta con el ejército por su propia diversión.
Mengo, siendo el único hombre presente, impide el hecho a costa de un montón de
latigazos. Frondoso vuelve a pedir el amor de Laurencia, que está ya más
conmovida por su actuación valerosa frente al Comendador, medio accede. En esos
momentos llega el padre de Laurencia, el alcalde, y dándose cuenta de la
situación da la mano de Laurencia a Frondoso.
En Fuente
Ovejuna se celebra la boda entre Frondoso y Laurencia, con cantos, bailes y
alegría. En el medio de la celebración aparece el Comendador y sus esbirros y
pide a sus ayudantes que los meta presos a Frondoso y a Laurencia frente a todo
el pueblo que observa admirado.
La tragedia se
presiente: «¡Volviose en luto la boda!» Lope ha puntualizado claramente, en el
curso del segundo acto, los temas esenciales del drama: al final del acto ha
llevado la tensión al límite más alto.
Tercer
acto.
El rey sólo es señor después del cielo,
y no bárbaros hombres inhumanos.
Si Dios ayuda nuestro justo celo,
¿qué nos ha de costar?
El tercer y
último acto comienza con la reunión del pueblo con un tema principal: analizar
el comportamiento del Comendador y si éste es en realidad merecedor de castigo;
y, en ese caso, cómo se puede aplicar. Tras los últimos sucesos ha aumentado la
rabia y el deseo de venganza del pueblo.
Con la
solemnidad métrica de los tercetos, Lope nos introduce directamente en el
debate en que se abordan los temas de la lealtad hacia el señor, la condena de
su comportamiento inmoral, el deseo de una venganza que es justicia, el miedo a
las consecuencias de una eventual actuación violenta.
Quienes toman
parte en el debate se expresan con sencillez, pero se muestran provistos de
sensatez y de equilibrio, y por ello bastante inseguros sobre la decisión que
deben tomar. En este punto es donde irrumpe en escena Laurencia, toda
maltrecha, que ha conseguido huir de su perseguidor, y con un apasionado a la
vez que agresivo discurso arrastra a todos a decidir la muerte del Comendador y
la entrega de la aldea a los Reyes Católicos. Con esto se recuerda además la
prisión de Frondoso por defender sus derechos y los problemas que el Comendador
siempre origina con las mujeres. Por otro lado Mengo suma su voz recordando los
latigazos que le fueron propinados por otra razón semejante.
Liebres
cobardes nacisteis;
bárbaros sois, no españoles.
La violencia
verbal del discurso genera una adecuada respuesta del pueblo, que se subleva
unánimemente. El pueblo se organiza en un revuelo y decide tomar la justicia
por su mano, tomando por la fuerza el palacio de la Encomienda y asesinar al
Comendador por sus maldades.
La acción se
desplaza a una sala de la casa del Comendador. Mientras éste ordena que
ahorquen a Frondoso, la casa es asaltada por el pueblo enfurecido. La ejecución
de Fernán Gómez no se produce en escena: el espectador es informado
indirectamente por los ruidos y las voces que llegan desde detrás del escenario
y por los comentarios de quienes permanecen en él.
Después, un
brusco salto: Lope nos conduce nuevamente al palacio real, donde los soberanos
son informados de la reconquista de Ciudad Real, y poco después llega también,
por boca de Flores, que ha huido herido de la aldea, la noticia de la ejecución
del Comendador. El Rey ordena que un juez vaya a Fuente Ovejuna para aclarar
los hechos y buscar a los culpables.
Con un brusco
regreso al ámbito de la aldea, Lope nos hace asistir al regocijo de los
labradores que, llevando la cabeza de Fernán Gómez ensartada en una lanza,
celebran la muerte del tirano. La noticia de la llegada inminente de un
pesquisidor abre un debate: rápidamente, se decide que la aldea enarbolará las
insignias reales, y que no se le dará al juez el nombre de ningún culpable. Prometen
decir que el Comendador fue matado por Fuente Ovejuna. Entonces, cuando el juez
llega al pueblo, lo único que consigue sacar por medio de tortura, engaños y
demás es:
“Juez: ¿Quién mató al comendador?
Poblador: Fuente ovejuna lo hizo
Juez: ¿Quién es Fuente ovejuna?
Poblador: Todos a una, Señor.”
La tortura no
se representa en escena: la sugieren las voces de los torturados que llegan de
detrás del escenario, firmes en pronunciar únicamente el nombre de Fuente
Ovejuna, y la voz del verdugo, cada vez más irritado y casi sádico en el
cumplimiento de su labor.
Lope no carga
las tintas, al contrario: disuelve el episodio cruel en una tonalidad cómica
cuando Mengo, el gracioso, con una inesperada actitud heroica, se burla
irónicamente del juez, y a la pregunta de «¿Quién le mató?», contesta: «¡Señor,
Fuente Ovejunita!»
Frente al
decidido comportamiento de toda la aldea, que causa admiración, el juez no
puede sino renunciar a proseguir su investigación, y el pueblo, que ha
triunfado, puede celebrar alegremente su victoria, al tiempo que Laurencia y
Frondoso bromean felizmente sobre el final de sus penalidades.
Rápido, casi
apresurado, se sucede el desenlace. Los soberanos conceden el perdón al Maestre
de Calatrava, que se declara arrepentido de sus errores, debidos a la
inexperiencia de su joven edad
El Rey, al no
entender lo ocurrido en el interrogatorio, deja paso para que el mismo pueblo
se lo explique. El pueblo de Fuente Ovejuna le dice que todo había sido por los
agravios que el Comendador les hacía y que todo lo hicieron en el nombre del
rey mismo y de la reina. Don Fernando de Aragón, al oír esto, no encuentra otro
remedio que absolver al pueblo de toda culpa, y acepta la declaración de vasallaje
de la aldea de Fuente Ovejuna, sustraída a la Orden de Calatrava.
La justicia,
aun a través de una acción ilegal del pueblo, ha triunfado: así, todo queda
resuelto. Los núcleos dramáticos se deshacen en una conclusión lógica y
coherente en el plano histórico, político y moral.
Hay una ley
divina que debe prevalecer, y a la cual el monarca debe obedecer, cuando la
sinrazón, el sinsentido de los gobernantes la incumplen atentando contra la
honradez del pueblo y sus deseos de prosperidad y bienestar.
Personajes
Cabe observar
que la caracterización de los personajes se produce de forma más bien rápida y
casi, a veces, expeditiva; en efecto, Lope se preocupa más de mover la acción a
través de ellos que de ahondar a fondo en el alma de cada uno, pero también es
cierto que su caracterización, por así decirlo, de soslayo, es suficiente, en
el plano dramático, para dejar aflorar las diferencias entre cada personalidad.
En un texto
teatral que se preocupaba, sobre todo, de representar el alma del pueblo en una
situación histórica y social bien precisa, se presentaba como más importante la
definición de sentimientos corrientes que no la profundización de
personalidades individuales.
Pero, más allá
de los condicionamientos históricos y sociales, la presencia de sentimientos e
ideales propios de la humanidad en todas las épocas, como el honor, la virtud,
el amor, la justicia, la libertad, ha hecho que la comedia adquiriese
resonancia universal. En el fondo, satisface la eterna aspiración del hombre a
alcanzar la armonía, en un soñado orden superior.
Otro rasgo muy
importante de la obra de Lope De Vega, es la feminidad y masculinidad que
resaltan los personajes. Fernán Gómez tiene una característica muy importante
de virilidad, debido a su carácter megalómano y dominante. Es justamente, esta
forma de ser la que lo lleva a aborrecer a las mujeres, y violarlas si ellas no
aceptan tener relaciones sexuales.
En relación a
la feminidad de los personajes, Laurencia es la más significativa. Tiene una
actitud de mucha fuerza ante los hombres, y no teme de nadie ni de nada. Esto
finaliza, cuando llega el casamiento con Frondoso, debido a la actitud
protectora y contenedora que tiene él. A pesar de que sea considerada como el
personaje más femenino de la obra, Laurencia también actúa con masculinidad
como consecuencia de su fuerza y superación, por ser campesina y estar en un
estatus más bajo que el resto, manifiesta mucho amor propio al auto-defenderse.
Lenguaje poético.
El lenguaje
poético, que alterna el estilo culto, a veces exquisitamente lírico, con el
habla cotidiana o incluso rústica hasta la vulgaridad, se adapta a la necesaria
diferenciación de los personajes en las distintas situaciones dramáticas, y a
la oportuna exposición de los contrastes de sentimientos y pasiones.
El poeta
emplea los expedientes de una sabia, pero no pedante, retórica literaria: puede
hacer gala, en ocasiones, de eruditas citas mitológicas o de un rebuscado uso
de los símbolos, pero también hay, en sus versos, abundantes enunciados
sentenciosos, aforismos y refranes populares. Esto permite el desarrollo
continuo de una moralidad que invade todo el texto y que aflora sin dejarse
notar nunca, porque nunca se yergue con finalidades abiertamente amonestadoras
o didácticas.
Las distintas
formas métricas son empleadas de acuerdo con las convenciones enunciadas por el
mismo Lope en el Arte Nuevo, pero sin rigor, es más, con una notable libertad,
que no se encuentra en otras comedias coetáneas suyas. El mismo verso obedece a
este criterio de libertad, y se carga en los momentos más dramáticos de una
fuerte tensión, por ejemplo con frecuentes cortes en su interior, llegando a
comunicar al público una notable emotividad.
Formas métricas
Acto 1
1-68 redondillas
69-140 romance (a-o)
141-172 redondillas
172-456 redondillas
457-528 romance (e-e)
529-544 romancillo (o-e)
545-578 tercetos
579-590 redondillas
591-594 romancillo (o-e)
595-634 redondillas
635-654 redondillas
655-698 romance (e-o)
699-722 redondillas - -
723-859 romance (o-o) - -
Acto 2
860-938 octavas reales
939-1102 redondillas
1103-1136 romance (e-a)
1137-1276 redondillas
1277-1488 redondillas
1449-1471 sueltos
1472-1474 coplilla de estribillo
(aaa)
1475-1502 redondillas
1503-1509 copla/estribillo
(bccbba/aaa)
1510-1545 redondillas
1546-1569 romance/seguidillas
(a-a)
1570-1651 romance (a-e)
(bccbbaa/aaa)
Acto 3
1652-1711 tercetos
1712-1847 romance (o-e)
1848-1919 octavas reales
1920-1947 redondillas
1948-2027 romance (e-e)
2028-2030 coplilla de estribillo
(aaa)
2031-2034 redondillas
2035-2042 copla/estribillo
(bccbbaa/aaa)
2043-2046 redondilla
2047-2056 copla/estribillo
(bccbbaa/aaa)
2057-2060 redondilla
2025-2060 redondillas
2061-2068 copla/estribillo
2069-2124 redondillas
2125-2160 redondillas
2161-2174 soneto
(abba/abba/cde/cde)
2175-2289 redondillas
2290-2453 redondillas
Curiosidad:
En la obra de teatro emitida por RTVE de 1975, dirigida por
Juan Guerrero Zamora, aparecen los siguientes versos:
“Señor, licenciado soy
y la ley es mi tribuna.
Toda Fuenteovejuna
no ha tenido ley hasta hoy,
la justicia por su mano
no debe el hombre tomarse,
pero deben inclinarse
las leyes por lo inhumano.
Vasallo del rey recibe
el nombre, fama y
honor
vengando su deshonor
¿solo busca honrar la ley?,
y pues que vos sois la ley
cuando justicia tomaron
por su mano, ¿no vengaron
en el suyo honor del rey?
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