Fragmento de “La Corona de Uganda”.

          "El hermano portero me dijo que no podía subir porque Fray Conrado estaba reunido con una visita; que en breve saldría y me atendería. Intenté explicarle que era urgente que le viese. El religioso levantó el teléfono para llamar por una línea interna. Supuse que estaba en el despacho que nos había atendido unos días antes y no dudé en abrir la puerta para sumergirme en sus pasillos. A mi espalda pude escuchar varias exclamaciones invitando a detenerme.
            Al abrir encontré dos hombres antagónicos. Ambos permanecían de pie separados por una mesa sobre la cual reposaban unos volúmenes de la historia de los franciscanos en Bosnia. La opresión antirreligiosa de un mundo decadente frente a la libertad de los hijos de Dios.
            La cicatriz en la mano de Maldonado brillaba con especial virulencia. La tenía levantada con el dedo índice señalando el rostro de su contrincante. Un gesto que se vio interrumpido por mi presencia. Los hombres callaron por mi aparición" 

















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– Contra hidalguía en verso -dijo el Diablillo- no hay olvido ni cancillería que baste, ni hay más que desear en el mundo que ser hidalgo en consonantes. (Luis Vélez de Guevara – 1641)

La Corona de Uganda

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