Hoy me siento como esta música que suena llevando mi alma a mundos lejanos donde no soy yo, sino el otro, la sombra del soñador, la oscuridad de la luz, la cara oculta de la luna que vaga rumbo a mundos desconocidos.
Vagar, haciendo caminos que vuelan sobre mares azules, cerúleos o grisáceos. No importa en qué lugar del universo la tormenta destroza un alma, siempre queda la semilla que cae en tierra para volver a empezar.
Déjame que vuele entre ramas de chopos olvidados y esqueléticos, muertos invernales que renacerán en una primavera lejana. Deja que fluya tu pluma robada a un ave Fénix, triste y melancólico que no sabe si algún día dejará recuperar sus cenizas en el pozo de la negra muerte.
Cae sin remedio pero así me siento cuando las hojas yacen muertas en el lodo de la tormenta. M.Navarro.
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