Una cita de Herman Melville



“Ningún hombre puede sentir su propia identidad certeramente si no es cerrando los ojos; como si las tinieblas fueran en verdad el elemento propio de nuestra esencia.” 

Herman Melville (Moby Dick)

Te quiero así gitana



Te quiero así gitana,
te quiero por la noche,
te quiero sin reproche,
te quiero en la mañana

cuando el cuerpo derrama
la dulce melodía
que alumbra un nuevo día.
Con ese amor que te ama

como se ama la vida
como se ama la suerte
de tener la alegría
que da poder tenerte
a mi vera, en mi vida.

Te quiero así gitana
reina del alma mía



Los límites de la cordura - G.K. Chesterton (13)

  

La humanidad no ha sacado provecho de sus propios inventos; y a medida que inventa más y más cosas, sólo consigue ir alejándose más y más de su posibilidad de felicidad


Los límites de la cordura - G.K. Chesterton (13)  III ALGUNOS ASPECTOS DE LA MAQUINA
2. La fabula de la maquina.

 
Repetidamente he pedido al lector que recordara que mi opinión general sobre nuestro posible futuro se divide en dos partes. Primera, la política de invertir o simplemente resistir la tendencia moderna al monopolio o a la concentración del capital. Obsérvese que es una política porque es una dirección, se siga hasta donde se siga. En cierto sentido, sin duda, aquel que no está con nosotros está contra nosotros, porque si no se le ofrece resistencia su tendencia prevalecerá. Pero en otro sentido, cualquiera que en cualquier forma se resista a ella está con nosotros, aunque no vaya tan lejos como debiera en la inversión. Al intentar invertir de alguna manera la tendencia a la concentración, nos está ayudando a hacer lo que todavía nadie ha hecho. Se estará colocando contra la corriente de su época, o al menos contra la corriente de los últimos años. Y un hombre puede trabajar en la dirección en que lo hacemos nosotros, en lugar de hacerlo en una dirección contraria existente, aun con la maquinaria existente y quizás contraria. Aunque sigamos siendo industriales, podemos bregar por una distribución industrial y contra el monopolio industrial. Aunque vivamos en casas urbanas, podemos ser propietarios de casas urbanas. Aun cuando seamos una nación de tenderos, podemos tratar de ser dueños de nuestras tiendas. Aunque seamos el taller del mundo, podemos intentar ser dueños de nuestras herramientas. Si nuestra ciudad está cubierta de anuncios, puede cubrirse de anuncios diferentes. Si lo que distingue nuestra sociedad es una marca registrada, no hay necesidad de que sea la misma marca registrada. En resumen, hay una política perfectamente defendible y practicable para resistirse al monopolio mercantil hasta dentro de un Estado mercantil. Y afirmamos que muchísima gente debería apoyarnos en eso; gente que

Una estrella...



Una estrella es un punto infinito en tu interior que alumbra si abres la ventana y oscurece si cierras el corazón. MNB

Los límites de la cordura - G.K. Chesterton (12)





No tenemos obligación de ser más ricos, ni de trabajar más, ni de ser más eficientes, o más productivos, o más progresistas, ni en modo alguno más pegados a las cosas del mundo o más poderosos, si ello no nos hace más felices.


Los límites de la cordura - G.K. Chesterton (12)
III
ALGUNOS ASPECTOS DE LA MAQUINA

1. La rueda del destino.

El mal que nos esforzamos en destruir se esconde por los rincones, especialmente en forma de frases equívocas en cuyo engaño pueden caer fácilmente hasta las personas inteligentes. Una frase que podemos oír a cualquiera en cualquier momento es aquella de que tal institución moderna «ha llegado a quedar». Estas metáforas a medias son las que llevan a convertirnos a todos en imbéciles. ¿Cuál es el significado preciso de la afirmación de que la máquina de vapor o el aparato de radiocomunicación han llegado a quedar? ¿Qué se quiere decir cuando se afirma que la torre Eiffel ha llegado a quedar? Para empezar, es evidente que no queremos decir lo que decimos cuando usamos las palabras con naturalidad, como en la expresión «el tío Humphrey ha llegado para quedarse». Esa última oración puede pronunciarse en tono alegre, o de resignación, o hasta de desesperación, pero no de desesperación en el sentido de que el tío Humphrey sea en realidad un monumento que nunca podrá ser movido de su sitio. El tío Humphrey llegó, y es probable que se vaya dentro de un tiempo; incluso es posible (por doloroso que pueda ser imaginar tales relaciones domésticas) que el último recurso sea hacer que se vaya. El hecho de que la metáfora se quiebre, aparte de la realidad que se supone que representa, muestra con cuánta vaguedad se usan estas palabras engañosas. Pero cuando decimos: «La torre Eiffel ha llegado a quedar» somos todavía más inexactos. Porque, para empezar, la torre Eiffel no ha llegado en absoluto. En ningún momento se vio a la torre Eiffel caminando a grandes zancadas, con sus largas patas de hierro, en dirección a París a través de las llanuras de Francia, como aquel gigante de la célebre pesadilla de Rabelais que cayó sobre París para llevarse las campanas de Notre Dame. La silueta del tío Humphrey que se ve venir por el camino posiblemente produzca tanto terror como cualquier torre andante o cualquier descomunal gigante, y probablemente la pregunta que asaltará a todos será si vendrá a quedarse. Pero haya llegado o no para quedarse, lo cierto es que ha llegado.

El alcalde de Zalamea (fragmento)

“DON LOPE: ¿Sabéis que estáis obligadoa sufrir, por ser quien sois, estas cargas?

CRESPO: Con mi hacienda; pero con mi fama, no; al Rey, la hacienda y la vida se ha de dar; pero el honor es patrimonio del alma, y el alma sólo es de Dios.” 

El Alcalde de Zalamea – Calderón de la Barca


De Balzac

  “ Finalmente, todos los horrores que los novelistas creen que  están inventando están siempre por debajo de la verdad” .  Coronel Chabert...

– Contra hidalguía en verso -dijo el Diablillo- no hay olvido ni cancillería que baste, ni hay más que desear en el mundo que ser hidalgo en consonantes. (Luis Vélez de Guevara – 1641)

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