Unamuno. Dios, garantía de sentido del yo y del mundo. (5)



Resumen de la conferencia de D. Esteban Escudero en el curso de verano de la UCV: Dios o la nada en la antropología de Miguel de Unamuno. Julio 2018.
 

“Y si el Universo evoluciona y progresa, es decir, asciende hacia mayor conciencia, es porque sufre, porque le falta algo. Toda la vida es un adquirir mayor conciencia cada vez, en reducir la materia a espíritu.”
(Miguel de Unamuno, Carta a Benjamín Burgués Moore)



5.- DIOS, GARANTÍA DE SENTIDO DEL YO Y DEL MUNDO.
                 Un principio básico de la ontología unamuniana es que “lo que no es todo, no es sino nada”. En el pensamiento de Unamuno, sólo el ser eterno e infinito es realmente ser. Quien no posee el ser del todo y por siempre es como nada y está amenazado de convertirse más pronto o más tarde en nada. Por eso, la única manera eficaz de huir de la aniquilación es tender al ser en plenitud, al todo. Sólo lo que tiende a lo absoluto, puede librarse de la nada futura.
                Pero, esta ansia de ser más, de elevarse a planos superiores de perfección, no sólo se da en el ser humano, sino que, en el pensamiento unamuniano, es una constante en la evolución de las especies vivientes. La “voluntad” de serlo todo se traduce en todos los seres vivos por una ascensión incesante desde las formas más elementales y carentes de conciencia a las formas más complejas y concientizadas. Esta concepción de la vida como una progresiva adquisición de conciencia a través de una evolución que abarca al universo entero, la expuso Unamuno en un discurso pronunciado en la Universidad de Valencia en 1909, con ocasión del primer centenario del nacimiento de Darwin.
                Pero, ¿en qué consiste esta ansia de plenitud de la que habla Unamuno al referirse al ser humano? El tema es tratado extensamente en un ensayo que lleva por título “El secreto de la vida”. Ese secreto,

De García Márquez



“La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla” Gabriel García Márquez.

Los límites de la cordura - G.K. Chesterton (17)



No siempre basta con seguir la estrella: a veces es menester descansar frente al fuego, sentir que hay algo tan sagrado en la llama de la fogata como en el resplandor de la Estrella Polar. Y esa misma voz misteriosa, señal de partida para algunos, voz única que nos dice que no tenemos aquí ciudad perdurable, es también la única que dentro de los límites de esta tierra puede levantar ciudades que perduren
   

Los límites de la cordura - G.K. Chesterton (17)
V
UNA NOTA SOBRE LA EMIGRACION
2. La religión de la pequeña propiedad.


Hoy en día se oyen muchas cosas acerca de las desventajas del decoro, y las dicen especialmente aquellos que siempre nos hablan de las mujeres de la última generación, tan desamparadas e impotentes, cosa que pasan luego a probar refiriéndose a la tiranía tremenda y violenta de la señora Grundy. Casi en la misma forma insisten en que las mujeres victorianas eran particularmente tiernas y sumisas. Y es bastante triste que para decirlo tengan que mencionar el nombre de la reina Victoria. Pero el problema se plantea más especialmente con relación a lo indecoroso en arte y en literatura, y ahora

De Borques




Ya casi no soy nadie,
soy tan sólo ese anhelo
que se pierde en la tarde.
Borges (“Fervor de Buenos Aires”)

Unamuno.-Para salvar el yo del anonadamiento. (4)


Resumen de la conferencia de D. Esteban Escudero en el curso de verano de la UCV: Dios o la nada en la antropología de Miguel de Unamuno. Julio 2018.


4.- PARA SALVAR EL YO DEL ANONADAMIENTO.

                Unamuno no podía resignarse a la idea de tener que desaparecer un día.

               Sabía que tenía que morir y la razón presagiaba la aniquilación de la conciencia, al igual que su cuerpo. Pero, aun así, se resistía al destino del hombre y quería luchar con todas sus fuerzas contra su peor enemigo: el anonadamiento. En esta sesión vamos a hablar de las varias facetas de la lucha constante de subida contra la nada futura de su ser.
                En primer lugar, hablaremos del comentario de Unamuno a la sentencia que dejó escrita Sénancour, un discípulo de Rousseau, en su poema “Obermann”: “El hombre es perecedero. Es posible; pero perezcamos resistiendo, y si la nada nos está reservada, no hagamos que sea justo”. Esto tiene implicaciones éticas para Unamuno. Nuestra vida ha de ser una protesta contra la nada, sin resignarnos a nuestra suerte.
                Una forma de perpetuarse es por el nombre y la fama. Unamuno quería que se le recordase tras su muerte y que así, por lo menos, su nombre fuera conocido por las gentes. El tema de la fama lo trató

Virgen hermosa, que de sol tocada. Cancionero de Francesco Petrarca.



Virgen hermosa, que de sol tocada,
coronada de estrellas, al Sol sumo
gustaste tal que en Ti Su luz ha sido,
de amor por celebrarte me consumo,
mas no sé sin tu ayuda decir nada,
y del que por amor en Ti ha vivido:
Invoco a la que siempre ha respondido
al que con fe la llama,
Virgen, si a pía llama
mortal miseria hay vez que te ha movido,
oído da a mi ruego y da consuelo;
apacigua mi guerra,
aunque soy tierra, y Tú Reina del cielo.

Virgen sapiente, de aquel número una
de las benditas vírgenes prudentes,
la primera, y de lámpara más clara:
oh firme escudo de afligidas gentes
contra golpes de Muerte o de Fortuna,
que da el triunfo y no sólo nos ampara;
oh refresco que el ciego ardor repara
de mundanos antojos;
Virgen, aquellos ojos
que vieron tristes lo que cruz y vara
hicieron de Tu amado Hijo en el porte,
mira mi triste estado
que desnortado a Ti viene por norte.

Virgen pura, en virtud toda perfecta,
del parto gentil tuyo hija y madre;
que alumbras esta vida y la otra honoras;
por ti Tu Hijo, aquel del sumo Padre,
ventana celestial que luz proyecta,
nos ofreció Sus gracias redentoras;
y entre estancias para Él acogedoras
solo tú, bendecida,
Virgen fuiste elegida,
que el llanto de Eva amargo así edulcoras.
Hazme digno de gracia Tú, pues puedes,
sin fin oh afortunada,
ya coronada al cielo de mercedes.

Virgen santa, Tú llena eres de gracia,
que por altísima humildad subiste
al Cielo, donde hoy me das oído,
la fuente de piedad Tú concebiste
y el sol de la justicia, que congracia
el siglo que es de error continuo nido;
tres dulces nombres Tú has merecido,
hija, madre y esposa;
Virgen esplendorosa,
mujer del Rey (que al hombre has desasido
y al mundo libre y jubiloso has hecho)
en cuya santa herida,
deja que pida que repose el pecho.

Virgen única al mundo sin ejemplo,
que al cielo por Tu gracia enamoraste,
no teniendo jamás de Ti segunda,
los actos santos de piedad que obraste
te hicieron para sacro y vivo templo
del verdadero Dios virgen fecunda.
Por Ti puede mi vida ser jocunda,
si a Tus ruegos, María,
Virgen suave y pía,
donde abundó el error, la gracia abunda.
Con las rodillas de la mente hincadas,
te ruego que encamines
a buenos fines vías que traigo erradas.

Virgen clara y estable en el eterno,
de este tempestuoso mar estrella,
de todo fiel timón fiable guía,
mira la tempestad que me atropella,
solo y roto entre olas, sin gobierno,
cerca del postrer grito de agonía.
Mas con todo Te busca el alma mía,
inicua, no lo niego,
Virgen; pero Te ruego
que Tu enemigo de mi mal no ría.
Recuerda cómo Dios por del pecado
hacer nuestra alma sana
en carne humana fue de Ti hospedado.

Virgen, ¡oh cuánto llanto he derramado,
cuánto deseo y cuánto ruego en vano,
por mi pena tan sólo y por mi daño!
Pues desde que nací en Arno toscano,
buscando siempre en uno u otro lado,
sólo probó mi vida mal tamaño.
Mortal belleza, en voz y en obra engaño,
dieron tiniebla al alma.
Virgen sagrada y alma
no tardes que me sé en el postrer año.
Mis días más veloces que una flecha
entre pecado y lodo
andan de modo que la Muerte acecha.

Virgen, ella ya tierra, ha puesto en duelo
mi corazón que viva tuvo en llanto,
sin saber de las mil una porfía;
mas pasara, sabiéndolo, otro tanto
de aquello que pasé, que su desvelo
era a mí muerte y fama a ella impía.
Oh Tú, Dueña del cielo y Diosa mía,
si hablar me es conveniente,
Virgen de aguda mente,
Tú que ves todo y, cuanto no podía
otra, hacer puedes, aunque mucho encone,
pon fin a mi mal grave
que a Ti Te alabe y a mí bien me done.

Virgen, en la que asiento mi esperanza,
que puedes y deseas ayudarme,
no me dejes al cabo de la muerte.
mira, no a mí, sino a Quien dio en crearme;
no yo, si no el ser hecho a semejanza
de Dios, te mueva a hombre de tal suerte.
Por mí y Medusa soy piedra que vierte
humor vano y desecho;
Virgen, Tú sola el pecho
llena de santo llanto y seca el fuerte,
por que al menos devoto sea el postrero,
sin ya limo terreno,
no todo cieno como fue el primero

Virgen humana que ama mansedumbre,
nuestro común principio amor te infunda;
hoy sé con este corazón piadosa;
pues, si a tierra mortal, pobre e infecunda
tuve con tanta fe amar por costumbre,
¿cómo he de amarte a Ti, más gentil cosa?
Si esta mísera vil vida espantosa
por Tus manos ensalzo,
Virgen, consagro y alzo
a Tu nombre el deseo, ingenio y prosa;
la lengua, el corazón y el pensamiento.
Muéstrame el mejor vado,
y ten de grado mi mudado intento.

Corriendo se aproxima el postrer día,
el tiempo huye y no para,
Virgen única y rara,
y muerte y contrición el pecho hoy cría.
A tu Hijo, Dios y Hombre verdadero,
ruégale que en la cita
en paz admita mi exhalar postrero.

De Balzac

  “ Finalmente, todos los horrores que los novelistas creen que  están inventando están siempre por debajo de la verdad” .  Coronel Chabert...

– Contra hidalguía en verso -dijo el Diablillo- no hay olvido ni cancillería que baste, ni hay más que desear en el mundo que ser hidalgo en consonantes. (Luis Vélez de Guevara – 1641)

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