“El hecho humano que motivó la temática de esta novela fue mi propia conversión (en diciembre de 1951) a la fe católica... Fe que podrá suponerse que me era natural, pues fui bautizada al nacer, pero de la que jamás me volví a preocupar después de salir de la infancia, y cuyas prácticas –para mí enmohecidas y sin sentido– había dejado totalmente. He huido de esta novela –precisamente por haberse motivado en una vivencia mía– de todo elemento autobiográfico, aparte de la sensación repentina de la Gracia. He creado un tipo de mujer, protagonista de mi libro, totalmente distinto de mi tipo humano, y la he colocado en situaciones, ambientes y circunstancias de conversión y lucha espiritual totalmente diferentes a las mías” Carmen Laforet sobre su novela “La mujer nueva”