Pareado, pareja o dístico.
El pareado es la estrofa compuesta por dos versos que
riman entre sí. A partir de este momento los demás factores son variables pues
estos versos pueden ser de arte mayor o arte menor, con rima consonante o
asonante. Lo más habitual es que sean versos de la misma medida (isosilábicos)
aunque también pueden tener diferente número de sílabas (anisosilábicos). Lo
esencial es que los dos versos tengan la misma rima.
Se utilizan en composiciones muy breves como en el
Refranero, en máximas filosóficas, inscripciones, en algunas épocas como
divisas de los escudos. Por imitación con los pareados alejandrinos
franceses también aparecieron en el Modernismo con versos de catorce sílabas. Raramente se ha usado en la poesía lírica, aunque sí en la poesía didáctica, la narrativa o la epigramática. También abunda en los estribillos.
franceses también aparecieron en el Modernismo con versos de catorce sílabas. Raramente se ha usado en la poesía lírica, aunque sí en la poesía didáctica, la narrativa o la epigramática. También abunda en los estribillos.
Como
se ha mencionado anteriormente, lo esencial es que esos dos versos tengan la
misma rima, cuyo esquema será:
Pareado:
AA, aa, aA, Aa
Ejemplos:
Si al principio no te
muestras cómo eres,
no podrás hacerlo
cuando tú quisieres.
(Don Juan Manuel, “El Conde Lucanor”)
Yo he hecho lo que he
podido,
Fortuna, lo que ha
querido.
(Mote del siglo XV usado por el Conde de Salinas, siglo XVII)
Vino, sentimiento,
guitarra y poesía
hacen los cantares de
la patria mía.
(Manuel Machado 1874 – 1947)
Es misterioso el
corazón del hombre
como una losa sepulcral
sin nombre.
Sin los puntales de la
fe, algún día
la bóveda del cielo se
caería.
Inscripción sepulcral
para cualquiera:
“Fue lo que fue, sin
ser lo que debiera”.
(Ramón de Campoamor 1817 – 1901)
Esto pasó en el campo,
rico de olor a mieses,
al protector auspicio
de los más dulces meses.
Todavía parece que en
la noche escuchara
el fa de los follajes y
el la del agua clara.
(Arturo Capdevila 1889 – 1967)
CLASES DE PAREADOS.
El cosante.
Composición lírica gallegoportuguesa y castellana
formada por una serie de pareados, entre los que se suele repetir un verso que
actúa a modo de estribillo, en la que cada uno recoge parte del sentido del
anterior y añade algún nuevo concepto.
Estos
pareados no tienen porqué tener el mismo número de sílabas, con lo cual se
pueden dar cosantes homogéneos métricamente o no.
Por
lo general el poema va encabezado por un grupo de dos versos, siendo el segundo
el estribillo. En estos dos versos iniciales se presenta el tema, que se va
desarrollando en los pareados siguientes. Se produce un proceso de
avance-retroceso, al recoger cada pareado el sentido anterior y añadirle nuevos
matices.
Es
probable que el cosante derivara del canto y que de ahí adquiriera
independencia; el solista seguramente cantaba los pareados y el coro, ó
público, le respondía con el estribillo.
El
asunto más recurrente en los poemas así elaborados es el amoroso, dentro de la
poesía popular de la que procede, destinada al canto. Se empleó con profusión
en la lírica galaico-portuguesa, si bien también encontramos ejemplos en la
lírica castellana.
Al alba venid, buen
amigo...
Al alba venid, buen
amigo,
al alba venid.
Amigo el que yo más
quería,
venid al alba del día.
Amigo el que yo más
amaba,
venid a la luz del
alba,
Venid a la luz del día,
non trayáis compañía.
Venid a la luz del día,
non traigáis gran
compañía.
(Marqués de Santillana, Al alba venid)
Con la lengua cortada
y los ojos abiertos
el ruiseñor en la
muralla
Ojos de pena acumulada
y plumaje de sangre
el ruiseñor en la
muralla
Plumas de sangre y
breve llamarada
agua recién nacida en
la garganta
el ruiseñor en la
muralla
Agua que corre
enamorada
agua con alas
el ruiseñor en la
muralla
Entre las piedras
negras la voz blanca
del agua enamorada
el ruiseñor en la
muralla
Con la lengua cortada
canta
sangre sobre la piedra
el ruiseñor en la
muralla
(Octavio Paz, Cosante 1914 – 1998)
A aquel alto árbol que
vuelve la hoja
algo se le antoja.
Aquel árbol de buen
mirar
hace de modo flores
quiere dar,
algo se le antoja.
Aquel árbol de bello
ver
hace de modo quiere
florecer,
algo se le antoja.
Hace de modo flores
quiere dar;
pronto se muestra,
salid a mirar,
algo se le antoja.
Hace de modo quiere
florecer;
pronto se muestra,
salid a lo ver,
algo se le antoja.
Pronto se muestra,
salid a mirar;
vengan las damas las
frutas catar,
algo se le antoja.
Pronto se muestra,
salid a lo ver;
vengan las damas las
frutas coger,
algo se le antoja.
(Diego Hurtado de Mendoza, Algo se le antoja)
¿Sevilla?...
¿Granada?... La noche de luna.
Angosta la calle,
revuelta y moruna,
de blancas paredes y
oscuras ventanas.
Cerrados postigos,
corridas persianas...
(Antonio Machado, “Fantasía de una nota de abril”, Humorismos,
fantasías, apuntes)
Aleluya.
Los pareados son de arte menor, principalmente versos
octosílabos y rima consonante.
Me ha salido un pareado
sin habérmelo pensado.
(Popular)
De este mundo sacarás
lo que metas, nada más.
(Popular)
La primavera ha venido,
nadie sabe cómo ha
sido.
(Antonio Machado)
Alegría.
Es una composición de dos versos, rima asonante, uno
pentasílabo y otro decasílabo dividido por una cesura en dos pentasílabos,
propio de la composición flamenca de la que toma el nombre, la alegría. También
puede darse el caso de que el primer verso fuera hexasílabo (seis sílabas), y
entonces el segundo sería un endecasílabo (once) con acento en la cuarta y en
la séptima.
En el cante flamenco puede ir acompañada de un
estribillo de tres versos, en el que el primero rima con el tercero y el
segundo queda suelto.
Vente conmigo
a las retamas de los
caminos.
(Popular)
Sale de la alcoba
coloradita como una
amapola.
(Popular)
El pareado de desigual medida.
Está compuesto por un verso de 7 sílabas métricas y
otro de 11, que riman en consonante y con el esquema aA o bien Aa.
Hipogrifo violento,
que corriste parejas
con el viento,
¿dónde, rayo sin llama,
pájaro sin matiz, pez
sin escama,
y bruto sin instinto
natural, al confuso
laberinto
destas desnudas peñas
te desbocas, arrastras
y despeñas?
(Pedro Calderón de la Barca)
Pareados asonantes de arte
menor y mayor:
Bajo la adelfa sin luna
estabas fea desnuda.
Tu carne buscó en mi
mapa
el amarillo de España.
¡Qué fea estabas,
francesa,
en lo amargo de la
adelfa!
(Federico García Lorca)
Me moriré en París con
aguacero,
un día del cual tengo
ya el recuerdo.
Me moriré en París –y
no me corro–,
tal vez un jueves, como
es hoy, de otoño.
(César Vallejo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario