Luis Rosales. Una aproximación a su vida y obra.



Fuentes:
https://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/biografias/bucarest_luis_rosales.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Rosales
http://www.poesi.as/Luis_Rosales.htm
Y el excelente trabajo de Ricardo Fernández Esteban en https://lasnuevemusas.com/luis-rosales-y-la-casa-encendida/

Luis Rosales
                Luis Rosales Camacho (Granada, 31 de mayo de 1910-Madrid, 24 de octubre de 1992) fue un poeta y ensayista español. Está considerado como uno de los poetas más relevantes de la generación de 1936. Miembro de la Real Academia Española y de la Hispanic Society of América desde 1962, obtuvo el Premio Cervantes en 1982 por el conjunto de su obra literaria.
                Nació en Granada en 1910, en el seno de una familia muy conservadora. Sus inicios en la formación literaria están relacionados con el entorno de artistas de la revista Gallo (aunque él nunca llegara a publicar en ella), cuyos componentes —Enrique Gómez Arboleya, Manuel López Banús, Joaquín Amigo y Federico García Lorca, entre otros—, se convertirán en grandes amigos suyos.
                En 1930, tras un par de publicaciones en la revista vanguardista Granada Gráfica, realiza su primera lectura poética en el Centro Artístico, Literario y Científico de Granada, que fue considerado un
éxito —hizo eco la prensa granadina, y a partir de entonces su intervenciones en esta institución fueron numerosas—; meses después, comienza sus estudios de Filosofía y Derecho en la Universidad de Granada.
                En 1932 se trasladó a Madrid para continuar sus estudios de Filología, obteniendo el doctorado. Allí comienza su amistad con Pedro Salinas y Jorge Guillén, los cuales lo introducen en Los Cuatro Vientos, considerada como la última revista colectiva del grupo de poetas de la Generación del 27.
                En el segundo número de dicha revista, en abril de 1933, colaboran los grandes intelectuales de la época como Miguel de Unamuno, Benjamín Jarnés, Manuel Altolaguirre, María Zambrano, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Vivanco, Claudio de la Torre, Vicente Aleixandre, Antonio Marichalar y Jaime Torres Bodet; y el mismo Rosales publica sus primeros poemas: Égloga del sueño y Oda del ansia.
                Continuó su actividad literaria en Cruz y Raya, revista dirigida por José Bergamín. También publica sus versos en Vértice y en Caballo Verde para la Poesía, revista dirigida por Pablo Neruda en la que salían asimismo poemas de otros escritores como Vicente Aleixandre o Miguel Hernández.
                En la capital de España conoció a los Panero (Juan y Leopoldo) y a Luis Felipe Vivanco, compañeros de la que se denominará después Generación del 36 (o de la Guerra), de la que también forma parte Dionisio Ridruejo, y cuyos ejes comunes, además de su afinidad y camaradería, fueron su catolicismo intimista y su conservadurismo en lo social.
                Pablo Neruda sobre Luis Rosales:
“¿Qué decir de Luis Rosales a quien yo conocí naranjo, recién florido en aquellos años treinta, y que ahora es grave poeta, exacto definidor, señor de idiomas? Ahora lo tenemos lleno de frutos, exigente y profundo. Atravesó este mortal antipolítico el momento desgarrador de Andalucía y se ha recuperado en silencio y en palabra. Salud, ¡buen compañero!”
                En agosto de 1936, recién iniciada la guerra civil española, Ramón Ruiz Alonso, que era miembro de la CEDA, arresta a Federico García Lorca. El poeta se había refugiado en la casa de los Rosales, creyendo así ponerse a salvo de represalias, ya que en esa familia había destacados miembros falangistas. Luis Rosales no pudo evitar su arresto y posterior ejecución a pesar de la amistad que tenía con Lorca y su posición dentro de la derecha granadina.
                En ese mismo fatídico año, también fue asesinado Joaquín Amigo, catedrático de filosofía y miembro de los intelectuales creadores de la revista Gallo y muy cercano de ambos. En este caso, Joaquín Amigo fue asesinado por los republicanos, lanzándolo por el Tajo de Ronda, mientras estaba destinado en dicha localidad malagueña como catedrático de instituto.
                Esas dos muertes marcan la vida, tanto personal como literaria, de Rosales, en cuya obra —tanto en “Un rostro en cada ola” como en su inacabado “Nueva York después de muerto”, y en otros muchos escritos, tanto poéticos como de ensayo— se reflejan las influencias de ambos amigos.
                En 1937 publica en el diario Patria de Granada, el poema “La voz de los muertos”, probablemente uno de los más importantes escritos durante la guerra civil, elegía a todas las víctimas de ambos bandos, en el que quedan fuera cualquier expresión de triunfalismo o exaltación. A partir de ese mismo año Rosales colabora en la revista falangista Jerarquía.
                Colaboró también en el diario Arriba España y en la revista Escorial. Fue secretario de redacción y director de Cuadernos Hispanoamericanos.
A finales de 1949 y comienzos de 1950, participó de la "misión poética" con los poetas Antonio Zubiaurre, Leopoldo Panero y el embajador Agustín de Foxá, que recorrió diferentes países iberoamericanos (entre otros Honduras) previo al restablecimiento de relaciones diplomáticas entre estos países y el régimen de Franco.
En 1962 ingresó en la Hispanic Society of America y en la Real Academia Española, aunque no leyó su discurso de ingreso, Pasión y muerte del Conde de Villamediana, hasta 1964.
Miembro del Consejo Privado del Conde de Barcelona, apostó activamente, alentando a las izquierdas y derechas por unirse y apoyar la restauración de la monarquía en España (primero con este y posteriormente con Juan Carlos de Borbón).
Aunque residía en Madrid desde 1968, pasaba los veranos en Cercedilla, época en la que escribía sus libros de poesía.
                En 1970 fue nombrado asesor del director del Instituto de Cultura Hispánica y en 1973, director del Departamento de Actividades Culturales de dicho Instituto.
A partir de 1978 dirigió Nueva Estafeta, revista única en su época por incorporar entre sus colaboraciones obras escritas en las distintas lenguas de España (castellano, catalán, euskera o gallego).
Ideológicamente fue evolucionando desde las ideas autoritarias de su juventud hacia posiciones democráticas en su madurez.
                En 1982 recibió el Premio Cervantes, el galardón literario más importante en lengua castellana.
                Entre 1986 y 1992 colaboró de manera periódica con el diario ABC, bien escribiendo en una columna o publicando en el suplemento semanal Blanco y Negro. Los temas de los escritos en dicho medio eran principalmente la música, la pintura y la literatura. Entre sus aportaciones figuraron «La originalidad de la segunda parte del Quijote», «Un modelo de teatro», «Historia de un soneto» (escrito este en diferentes partes), «El libro de los gorriones», «Rafael Alberti o la libertad poética», «La temporalidad de Antonio Machado», «La hora del cubismo», «La contemplación creadora» (sobre Picasso) y «La herida del cante jondo», entre otros muchos.
                El 28 de octubre de 1988, en el Salón de los Espejos del Ayuntamiento de Málaga, pronunció la conferencia Y de pronto, Picasso.
                Falleció a los 82 años el 24 de octubre de 1992 en la antigua clínica Puerta de Hierro de Madrid tras sufrir un embolismo cerebral.

Obra:
                Abril (1935), publicado inmediatamente antes del estallido de la Guerra Civil española, enlaza con el estilo de la poesía de la generación anterior por su búsqueda estética y por la importancia de las imágenes, aunque sin pretensiones vanguardistas. Al igual que algunos poetas del 27, hay en esta obra de juventud un gusto por las estrofas clásicas y, en general, por la poesía del Siglo de Oro, en concreto Garcilaso y Herrera. No obstante, su principal innovación es la combinación de la temática amoroso-religiosa.
                Su obra siguiente, La mejor reina de España. Figuración en prosa y verso (1939), escrita en colaboración con L.F. Vivanco, es un ensayo con temática muy propia de la época, imbuida por la ideología falangista y rememorando glorias pasadas.
                En 1941 aparece El contenido del corazón, de tono clásico y amoroso.
                En 1949 publica la primera versión de La casa encendida, considerada por la crítica su mejor obra. El libro lo fue rehaciendo y ampliando hasta producir una nueva versión, publicada en 1967.
                Algo parecido sucedió con su primera obra, Abril, que fue corregida y aumentada con nuevos poemas y publicada de nuevo en 1972 con el título Segundo Abril, casi 40 años después de su primera edición.
                Entre 1937 y 1951 trabajó en el libro Rimas (1951), donde explora con el poema corto, demostrando su gran versatilidad y dominio técnico, al tiempo que recoge su obra poética desde 1937.
                Entre sus ensayos destacan Cervantes y la libertad (1960) y Pasión y muerte del Conde de Villamediana (1962). Sus últimas obras, más autobiográficas y desengañadas, mantienen la unión de lo lírico y lo narrativo, con hallazgos surrealistas ya presentes en La casa encendida.
                En 1966 publica El sentimiento del desengaño en la poesía barroca, y tres años después El contenido del corazón (prosas poéticas) por el cual en 1970 obtiene el Premio de la Crítica.
                En 1972 publica Teoría de la libertad y Lírica española, cuyo ensayo Garcilaso, Camoens y la lírica española del Siglo de Oro obtiene el Premio Miguel de Unamuno.
                Como el corte hace la sangre  (1974).
                En 1973 se publicó el Gran Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Reader's Digest en ocho volúmenes, cuyo grupo de colaboradores españoles dirigió y que tuvo una segunda edición posterior en doce volúmenes.
                Diario de una resurrección” (1979)
                La Editorial Trotta ha publicado su Obra completa en seis tomos, y Félix Grande, que fue discípulo y amigo de Rosales, preparó la antología Porque la muerte no interrumpe nada, con selección y prólogo suyo, que apareció en la Biblioteca Sibila en 2010. Grande escribió también el ensayo La calumnia. De cómo a Luis Rosales, por defender a Federico García Lorca, lo persiguieron hasta la muerte (Mondadori, 1987).

                Estilo poético.
                La obra de Luis Rosales, que abarca todo el periodo histórico de la posguerra, fue evolucionando desde un clasicismo a un estilo propio cercano al vanguardismo surrealista. Se suelen distinguir dos etapas en su obra, una más preocupada por cuestiones estéticas, cercana al clasicismo garcilasista, y otra posterior de experimentación vanguardista. Ambas se funden en La casa encendida, donde la estética ya no supone una preocupación, sino el ejercicio de técnicas que ya domina.
Dice Noemí Montetes de la obra de Rosales que emprende un ejercicio de formación y  experimentación estética que habrá de perfilarle durante toda su vida como el eterno aprendiz de poeta, abierto a cualquier nueva influencia que hubiese de enriquecer, renovar o completar su obra.

                A grandes rasgos, el estilo literario de Rosales se caracteriza por:
El dominio de la técnica poética.
La construcción del poema bajo presupuestos de sencillez espiritual y sentimental.
El dominio y facilidad de uso del verso rimado o libre, según le convenga al tono del poema o al tema tratado.
La ausencia de adjetivos, resaltando la sustancia de las cosas.

En cuanto al contenido, se ha hablado de la poesía de Rosales como la «poesía de lo cotidiano». El amor aparece en toda su obra de forma sosegada y tranquila, así como la memoria y el recuerdo. El periodo de posguerra se caracteriza, además, por el sentimiento religioso.

La casa encendida.
                La casa encendida es un poema-libro –escrito en verso libre sin estrofas– donde entremezcla lirismo y narración, existencialismo e imaginación, racionalidad e irracionalidad, dando inicio a una nueva poética personal que incorpora recursos de César Vallejo y de Antonio Machado.
                Lo escribió en un furor creativo de una semana en 1949, y lo publicó al poco tiempo, aunque luego lo fue reescribiendo, lo volvió a editar en 1967 (con 150 versos modificados y 200 nuevos) y siguió modificándolo toda su vida. Rafael Conte indica que las diferencias entre las versiones vienen determinadas por la intención de profundizar en el hilo conductor de la obra de Rosales, que es la fidelidad a sí mismo y su unicidad en torno a un pensamiento profundamente espiritual, que se esfuerza en conectar esa espiritualidad con las vivencias cotidianas del hombre.
El tema central de “La casa encendida” es la irreversibilidad del tiempo y la existencia escindida en trozos sin relación vital que transcurre por las casas de la infancia, juventud y madurez. Un camino que el poeta debe de recorrer para alcanzar la unidad. En los años cuarenta del siglo pasado Rosales, que era soltero, vivía en Madrid en casa de su hermana, luego se trasladó porque no le cabía su biblioteca a la casa, en Altamirano 34, pero prácticamente seguía viviendo en la de su hermana y “su casa” en el fondo seguía siendo la paterna de Granada. Al final del libro, Rosales hace suya la casa, en la que residiría tras casarse en 1951, y concluye:

“y al mirar hacia arriba,
vi iluminadas, obradoras, radiantes, estelares,
las ventanas,
-sí, todas las ventanas-.
Gracias, Señor, la casa está encendida”.

                Todo el libro puede considerarse un único poema. Este largo poema aparece dividido en 5 partes cuyos nombres están extraídos de versos de otros poetas:
I “Ciego por voluntad y por destino” (Villamediana),
II “Desde el umbral de un sueño me llamaron” (A. Machado),
III “La luz del corazón llevo por guía” (Villamediana),
IV “Cuando a escuchar el alma me retiro” (Conde de Salinas), 
V “Siempre mañana y nunca mañanamos” (Lope de Vega).
Esa elección de versos no es baladí ni en cuanto a contenido, como indican los tratadistas, ni en cuanto a continente, ya que se trata de endecasílabos “a maiori” o sea apoyados fonéticamente en la 6ª sílaba, porque detrás del aparente versolibrismo de este poema hay una sólida construcción métrica que da ritmo a los versos.

I “Ciego por voluntad y por destino”.

Porque todo es igual y tú lo sabes,
has llegado a tu casa y has cerrado la puerta
con aquel mismo gesto con que se tira un día,
con que se quita la hoja atrasada al calendario
cuando todo es igual y tú lo sabes.
Has llegado a tu casa,
y, al entrar,
has sentido la extrañeza de tus pasos
que estaban ya sonando en el pasillo antes de que llegaras,
y encendiste la luz, para volver a comprobar
que todas las cosas están exactamente colocadas, como estarán dentro de un año,
y después,
te has bañado, respetuosa y tristemente, lo mismo que un suicida,
y has mirado tus libros como miran los árboles sus hojas,
y te has sentido solo,
humanamente solo,
definitivamente solo porque todo es igual y tú lo sabes.

El título de esta parte del poema, es un verso de Juan de Tassis, Conde de Villamediana, concretamente, el octavo del soneto “Tan peligroso y nuevo es el camino”.
En este poema el lenguaje lírico se acerca a la expresión cotidiana de los gestos que se hacen al entrar en la casa. El “todo es igual” se prolonga al futuro “…como estarán dentro de un año”, el yo poético se distancia a un “tú” (que no abandonará hasta la tercera estrofa) que comprueba la permanencia estática de los objetos y la sensación de soledad. La repetición de nexos “y” (polisíndeton) intensifica la tristeza. Los adverbios de modo se apoderan del texto, modificando el adjetivo “solo”, la palabra clave. No hay rebeldía, sólo infinita y triste soledad. (Rosa Navarro, “Cómo leer un poema”)


En apariencia estamos hablando de un poema escrito en verso libre, sin embargo, analizando las longitudes silábicas de los versos, los hemistiquios (separados con “/”), las sílabas tónicas de los de arte mayor y algunas agrupaciones versales alternativas, comprobamos que todos los versos tienen unas estructuras fonéticas que mantienen una armonía y un ritmo poético, por lo que el verso no puede considerarse libre.

Porque todo es igual y tú lo sabes,
Por que to does i gual y tú lo sa bes,
Endecasílabo: 11 (3, (4), 6, 8, 10).
La sílaba 4ª se suele destonificar al recitar.

has llegado a tu casa / y has cerrado la puerta
has lle ga doa tu ca sa / yhas ce rra do la puer ta
Alejandrino: 7 +7: Dos hemistiquios de 7 sílabas.

con aquel mismo gesto / con que se tira un día,
con a quel mis mo ges to / con que se ti raun dí a,
Alejandrino: 7 +7: Dos hemistiquios de 7 sílabas.

con que se quita / la hoja atrasada al calendario
con que se qui ta / laho jaa tra sa daal ca len da rio
Tetradecasílabo: 5 + 9(1, 4, 8):
Un hemistiquio pentasílabo y otro eneasílabo.

cuando todo es igual y tú lo sabes.
Cuan do to does i gual y tú lo sa bes.
Endecasílabo: 11(3, (4), 6, 8, 10):
La sílaba 4ª se suele destonificar al recitar.

Has llegado a tu casa,
Has lle ga doa tu ca sa,
Heptasílabo: 7

y, al entrar,  
y, al en trar,
Tetrasílabo: 4
Si al recitar se une al verso anterior, lo que es posible (“Has llegado a tu casa, y, al entrar”), resulta un endecasílabo 11(3, 6, 10).

has sentido la extrañeza de tus pasos
has sen ti do laex tra ñe za de tus pa sos
Dodecasílabo: 11 (3, 7, 11).
Recitado de corrido (sin hemistiquios) como dodecasílabo ternario, se compone de tres cláusulas tetrasílabas: “has sentido > la extrañeza > de tus pasos”

que estaban ya sonando en el pasillo / antes de que llegaras,
quees ta ban ya so nan doen el pa si llo / an tes de que lle ga ras,
Endecasílabo + heptasílabo: 11 (2, 4, 6, 10) + 7

y encendiste la luz, / para volver a comprobar
y en cen dis te la luz, / pa ra vol ver a com pro bar
Heptasílabo más eneasílabo: 7 +  9 (4, 8)

que todas las cosas están / exactamente colocadas,  / como estarán dentro de un año,
que to das las co sas es tán / e xac ta men te co lo ca das,  / co moes ta rán den tro deun a ño,
Tres eneasílabos: 9(2, 5, 8) + 9(4, 8) + 9(4, 8).

y después,
y des pués,
Tetrasílabo: 4

te has bañado, respetuosa y tristemente, lo mismo que un suicida,
tehas ba ña do, res pe tu o say tris te men te, lo mis mo queun sui ci da,
Tetrasílabo/eneasílabo/heptasílabo.
Sin embargo, si recitamos este verso unido al anterior, encontramos un eneasílabo central escoltado por dos heptasílabos laterales.
Es decir:
(y después) te has bañado, / respetuosa y tristemente, / lo mismo que un suicida,
(y des pués) tehas ba ña do, / res pe tu o say tris te men te, / lo mis mo queun sui ci da,
7 +  9(4, 6, 8) + 7: O sea un versículo con dos heptasílabos y un eneasílabo central

y has mirado tus libros /  como miran los árboles sus hojas,
yhas mi ra do tus li bros /  co mo mi ran los ár bo les sus ho jas,
Un heptasílabo y un endecasílabo: 7 + 11 (3, 6, 10)

y te has sentido solo,
y tehas sen ti do so lo,
Heptasílabo: 7

humanamente solo,
hu ma na men te so lo,
Heptasílabo: 7

definitivamente solo / porque todo es igual y tú lo sabes.
De fi ni ti va men te so lo / por que to does i gual y tú lo sa bes.
Eneasílabo y endecasílabo eco del versículo inicial.
9 (4, 6, 8) + 11 (3, (4), 6, 8, 10).

El versolibrismo del poema ya no lo es, pues se trata de una silva de versos de longitud impar (lo que cuenta es la longitud de los hemistiquios) que son armónicos entre sí.
El poeta ha cuidado de que no haya encabalgamientos sintácticos que suelen distorsionar este tipo de composiciones. Por ello la correspondencia fonética y sintáctica ayuda a mantener el ritmo de los verso.
El único que en principio parece salirse de la norma es el dodecasílabo “has sentido la extrañeza de tus pasos” pero su comentada realización como ternario con tres cláusulas tetrasílabas hace que mantenga la armonía con el resto.
Los conceptos métricos son sólo la explicación de por qué existe esa armonía en un poema. Por otra parte, en este poema el poeta evita las asonancias entre los versos evitando que se produzcan esos sonsonetes que desmerecen bastantes supuestos versos blancos, lo que es otra demostración del cuidado en las formas que practicaba Rosales.
En resumen, un buen contenido poético que queda claro que no se trata de un texto contado porque sí en renglones, sino que los versos responden a una realización sintáctica y armónica de ese texto.

Premios:
Premio Nacional de Poesía 1951
Premio Mariano de Cavia 1962
Premio de la Crítica 1970 por El contenido del corazón
Premio Miguel de Unamuno 1972
Premio Nacional de Ensayo 1973
Premio José Lacalle 1975
Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla 1981
Premio Cátedra de Poesía Fray Luis de León-Ciudad de Salamanca 1982
Premio Cervantes 1982
Medalla de honor de la Fundación Rodríguez Acosta (1986)

Obra completa. Editorial Trotta ha publicado su Obra completa.

Citas:
"A mí, en rigor, me han hecho como soy los que amé"
"Cada nueva esperanza que sentimos nos hace ver de manera distinta el pasado."
"Sobre la humildad se fundan todas las demás virtudes y quien carece de humildad no puede vivir cristianamente."
Las palabras no dicen nada: arden. “Luis Rosales”

POEMAS VARIADOS.


 




MEMORIA DE TRÁNSITO

Herido de amor huido
F. García Lorca
Abril, porque siento, creo,

Abril, porque siento, creo,
pon calma en los ojos míos,
¿los montes, mares y ríos,
qué son sino devaneo?;
mirando la nieve veo
memoria de tu hermosura,
y cuando vi en su blancura
tu inmediata eternidad,
¿fuiste si no claridad,
temblor, paciencia y dulzura?

Tu leve paso indolente
deja en mis ojos su aroma,
los ojos en donde toma
revelación permanente;
bienaventuradamente
nacieron para el olvido,
tu piel de asombro encendido,
tus ojos de limpio viento,
y esta ternura que siento
«herido de amor huido».

Los sitios donde has estado
en la memoria los llevo
sólo para ver de nuevo
el rastro que allí has dejado;
la tierra que tú has pisado
vuelvo a pisar; nada soy
más que este sueño en que voy
desde tu ausencia a la nada,
me hizo vivir tu mirada:
fiel al tránsito aquí estoy.


ASCENSIÓN HACIA EL REPOSO.

Como es misericordia la locura y el espacio nos brinda la bienaventuranza,
como es la noche viva, la lluvia silenciosa que va del corazón del hombre hasta los ojos
en un encendimiento de sombra y hermosura.
Como sé que al morir terminará la muerte.
Como en el corazón se derrama la sangre con un rumor de lluvia que ilumina la niebla.
Como tengo fe de soñar que te amo,
mi carne será un día como un agua corriente
y mi cuerpo será de silencio amoroso, de cristal dolorido cuando tú lo iluminas.

Como en la inclinación morena de tus ojos el silencio vencido se convierte en aroma.
Como tengo una voz que se cubre de yerba donde vuelan las alondras y palabras y lágrimas.
Y como en tu cabello despierta la agonía,
y la paciencia intacta naufragará en la sangre
porque existe la muerte,
porque la sombra clara se convierte en misterio y la quietud del mundo colma la transparencia,
porqué el último olvido morirá con el hombre,
y tu boca de llanto y amapolas violentas,
y tus brazos de cal y niebla reclinada,
y tus manos delgadas como álamos de espuma,
y mi voz,
y mis ojos,
todo será divino al perder la memoria.

Como insiste el dolor, pero no se termina y es la lenta ascensión de la sangre al reposo.
Como es la primavera al donaire porque llevas el alma derramada en el paso.
Como es la caridad para mirar tu cuerpo y es la noche tranquila tu encendida alabanza.
Como tú eres el único sufrimiento posible y la angustia de cal que me quema los ojos,
con humildad,
buscando la palabra precisa,
yo te ofrezco la sombra, la paciencia del mundo donde olvido la espera,
donde olvido esta inmóvil angustia de ser junco y sentir en las plantas los impulsos del río,
donde puedo creer,
donde puedo creer, porque marchamos juntos igual que dos hermanos perdidos en la nieve.



Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.



AYER VENDRÁ

La tarde va a morir; en los caminos
se ciega triste o se detiene un aire
bajo y sin luz; entre las ramas altas,
mortal, casi vibrante,
queda el último sol; la tierra huele,
empieza a oler; las aves
van rompiendo un espejo con su vuelo;
la sombra es el silencio de la tarde.
Te he sentido llorar: no sé a quién lloras.
Hay un humo distante,
un tren, que acaso vuelve, mientras dices:
Soy tu propio dolor, déjame amarte.




CANCIÓN DE LA NIEVE QUE UNIFICA AL MUNDO

Somos hombres, Señor, y lo viviente
ya no puede servirnos de semilla;
entre un mar y otro mar no existe orilla;
la misma voz con que te canto miente.

La culpa es culpa y oscurece el bien;
sólo queda la nieve blanca y fría,
y andar, andar, andar hasta que un día
lleguemos, sin saberlo, hasta Belén.

La nieve borra los caminos; ella
nos llevará hacia Ti que nunca duermes;
su luz alumbrará los pies inermes,
su resplandor nos servirá de estrella.

Llegaremos de noche, y el helor
de nuestra propia sangre Te daremos.
Éste es nuestro regalo: no tenemos
más que dolor, dolor, dolor, dolor.




CANCIÓN DONDE SE EXPLICA, BIEN EXPLICADO, QUE AL PRONUNCIAR UNA SOLA PALABRA PUEDES HACER TU BIOGRAFÍA

A Dámaso Alonso

La palabra que decimos
viene de lejos,
y no tiene definición,
tiene argumento.

Cuando dices: nunca,
cuando dices: bueno,
estás contando tu historia
sin saberlo.

EL SECRETO

Como el niño que se ha quedado solo
desde aquel día en que, temblando entre lo oscuro,
sintió latir su corazón más alto cada vez,
con un latido firme y posesor que era una rama en donde estaba ahorcándose.
Y desde entonces comprendió que la riqueza es como un campanario donde aún resuena por la noche el miedo que la hizo edificar,
y se hizo terco y embestidor como un hormiga que creciera hasta hacerse del tamaño del llanto,
y se hizo dulce como un caballo ciego arrodillado junto al mar,
y se fue esclareciendo lentamente igual que la pregunta en los labios del juez,
porque se sabe edificado sobre el miedo,
porque sabe que no existe poder alguno donde se pueda el hombre endurecer y concentrar tanto como en el miedo,
y porque siente que lleva, aún, sobre los hombros, protegiéndole,
el cadáver ahorcado de aquel niño a quien, quizás, un día le creció demasiado el corazón.


¿Cómo nace un recuerdo? ¿No era un junio?
Retrato de Dionisio Ridruejo

¿Cómo nace un recuerdo? ¿No era un junio?
¿Cómo nace un recuerdo? ¿No era un junio?
El cielo abría su puerta
sobre el valle del Arga. Entre los montes
iba la luz con obediencia trémula.
Recuerdo que el silencio atardecía
toda la vida a su extensión sujeta:
los caminos sin gente, las murallas,
y el fresco olor que a los pinares lleva.
Oyendo unas campanas vi tus ojos,
pequeños y naciendo de la tierra
jugaban con un dejo campesino
en la mirada concentrada y lenta,
no suspicaz pero alertada y pronta,
no impositiva pero fija y cerca
de ser dura, tal vez, cuando nos mira
y nos puede ayudar con su dureza.
Los ojos sin pestañas, se diría
sin párpados también, sin brillo apenas,
con libertad no exenta de mesura,
con derramada y fácil negligencia.
¿Cómo nace un recuerdo? La luz última
arropaba tu cara entre la niebla,
descarnada, pequeña, fina y dulce,
cansado el gesto y sin cansar la fuerza.
El cabello castaño, cuando ríes
la risa te reclina la cabeza;
la piel áspera y pálida, la boca
desdibujada, exánime, risueña.
En testimonio de vivir tenías
hoyuelada la cara,
                                      y había en ella
una gran paz convaleciente:
                                                          hoy
sigues dando esa paz que tú no encuentras.
Recuerdo que me hablabas descansando
todo el cuerpo en la voz, y tu voz era
la que llevaba al mundo de la mano,
amplia, segura, convencida, cierta.
Recuerdo... ya no sé. ¿Cuándo empezaste
a estar detrás de la memoria entera,
detrás y como un tren que caminara
sobre dos vidas en la misma rueda?


CONTIGO   [fragmento]

No hay noche, no hay luna, no
hay sol cuando estoy contigo,
tiemblo de quererte tanto,
tiemblo de sentirme vivo,

tiemblo de saber que un día
la espuma se lleva al río,
y en el corazón del hombre
se lleva al tiempo el olvido.

No hay luz, no hay jardín, no hay
noche de otoño contigo,
¡quisiera que se acortara
el tiempo cuando te miro!

contigo para perderme,
para salvarme contigo,
contigo, Abril, para siempre
por los siglos de los siglos.
          * * *
Tiemblo de verme en tus ojos
sin comprender el bautismo,
contigo, Abril, primavera,
el nombre nace contigo,

y el ser también en el seno
de tu vientre estremecido,
nieve niña y madre virgen
de mi tiempo y mi destino;

por ti se agrupa el rebaño
por ti se doblan los trigos,
por ti los álamos tiemblan
y el mar se levanta en vilo

como los pueblos que llevas
en la mirada perdidos
para siempre, como el tiempo
que vuelve a nacer contigo,

contigo para salvarme,
para perderme contigo
como el beso que no sabe
sobre qué boca ha nacido.

¡No puedo verte, no puedo
verte cuando estoy contigo!
¡no sé mirarte, no sé
mirarte, pero te sigo!

tuyo seré madreselva,
madre viento y madre río,
isla de ti solamente
mi nacimiento continuo,

que estoy con dolor queriendo
lo que muero y lo que vivo,
lo que vivo y lo que muero
de tenerlo sin vivirlo.
          * * *
Ya el tiempo es sólo el espejo
donde te sueño lo mismo
que los chopos en invierno
sueñan su verdor florido.
          (...)



CRECIENDO HACIA LA TIERRA.
A José Coronel Urtecho

Cuando llegue la noche y sea la sombra un báculo,
cuando la noche llegue tal vez el mar se habrá dormido,
tal vez toda su fuerza no le podrá servir para mover sólo un grano de arena,
para cambiar de rostro una sonrisa,
y quizá entre sus olas podrá nacer un niño
cuando llegue la noche.
Cuando la noche llegue y la verdad sea una palabra igual a otra,
cuando todos los muertos cogidos de la mano formen una cadena alrededor del mundo,
quizás los hombres ciegos comenzarán a caminar como caminan las raíces en la tierra sonámbula;
caminarán llevando un mismo corazón de mano en mano,
y cuando al fin se encuentren
se tocarán los rostros y los cuerpos en lugar de llamarse por sus nombres,
y sentirán una fe manual repartiendo entre todos su savia,
y crecerán los muertos y los vivos,
unos dentro de otros
hasta formar un solo árbol que llenará completamente el mundo,
cuando llegue la noche.



DE CÓMO VINO AL MUNDO LA ORACIÓN

De lirio en oración, de espuma herida
por el paso del alba silenciosa;
de carne sin pecado en la gozosa
contemplación del niño sorprendida;

de nieve que detiene su caída
sobre la paja que al Señor desposa;
de sangre en asunción junto a la rosa
del virginal regazo desprendida;

de mirar levantado hacia la altura
como una fuente con el agua helada
donde el gozo encontró recogimiento;

de manos que juntaron su hermosura
para calmar, en la extensión nevada,
su angustia al hombre y su abandono al viento.



EL AMOR ES UNA SOLDADURA MÁS O MENOS AUTÓGENA

Si vives enamorado,
no tardarás en saber
que un amor puede doler
cierto, mentido y soñado.

Y quizás
ninguno estará de más.

EL BOSQUE SE IBA HACIENDO AL ARDE

tristemente naturales
J.Guillén

Me están mirando en tus ojos
los ángeles del instante,
los ángeles que han perdido
la memoria al contemplarse.

Me estoy reuniendo en tus brazos;
te siento casi quemándome;
arden el tronco y las ramas
pero las hojas no arden.

Estamos juntos, sin vernos,
repetidos y distantes,
juntos pero no vividos,
tristemente naturales.

EL SECRETO

Como el niño que se ha quedado solo
desde aquel día en que, temblando entre lo oscuro,
sintió latir su corazón más alto cada vez,
con un latido firme y posesor que era una rama en donde estaba ahorcándose.
Y desde entonces comprendió que la riqueza es como un campanario donde aún resuena por la noche el miedo que la hizo edificar,
y se hizo terco y embestidor como un hormiga que creciera hasta hacerse del tamaño del llanto,
y se hizo dulce como un caballo ciego arrodillado junto al mar,
y se fue esclareciendo lentamente igual que la pregunta en los labios del juez,
porque se sabe edificado sobre el miedo,
porque sabe que no existe poder alguno donde se pueda el hombre endurecer y concentrar tanto como en el miedo,
y porque siente que lleva, aún, sobre los hombros, protegiéndole,
el cadáver ahorcado de aquel niño a quien, quizás, un día le creció demasiado el corazón.

LA ÚLTIMA LUZ

Eres de cielo hacia la tarde, tienes
ya dorada la luz en las pupilas,
como un poco de nieve atardeciendo
que sabe que atardece.
                                    Y yo querría
cegar del corazón, cegar de verte
cayendo hacia ti misma
como la tarde cae, como la noche
ciega la luz del bosque en que camina
de copa en copa cada vez más alta,
hasta la rama isleña, sonreída
por el último sol,
                          ¡y sé que avanzas
porque avanza la noche! y que iluminas
tres hojas solas en el bosque,
                                              y pienso
que la sombra te hará clara y distinta,
que todo el sol del mundo en ti descansa,
en ti, la retrasada, la encendida
rama del corazón en la que aún tiembla
la luz sin sol donde se cumple el día.

LA FERIA DE LOS PÁJAROS

Sentí que se desgajaba
tu corazón lentamente
como la rama que al peso
de la nevada se vence,

y vi un instante en tus ojos
aquella locura alegre
de los pájaros que viven
su feria sobre la nieve.

LA TRASFIGURACIÓN

Siento tu cuerpo entero junto al mío;
tu carne
                es
                        como un ascua,
fresca e imprescindible
que está fluyendo hacia
mi cuerpo, por un puente
de miel lenta y silábica.
Hay un solo momento en que se junta
el cuerpo con el alma,
y se sienten recíprocos,
                                                y viven
su trasfiguración,
                                  y se adelantan
el uno al otro en una misma entrega,
desde su mismo origen deseada.
Siento tus labios en mis labios, siento
tu piel desnuda y ávida,
y siento,
                ¡al fin!
                            esa frescura súbita
como una llamarada
de eternidad, en que la carne deja
de serlo y se desata,
se dispersa en el vuelo,
                                                y va cayendo
en la tierra sonámbula
de tu cuerpo que cede interminable-
mente cediendo,
                                  hasta
que el vuelo acaba y ya la carne queda
quieta, milagreada,
y me devuelve al cuerpo,
                                                      y todo ha sido
un pasmo, un rebrillar y luego nada.


LARGA ES LA AUSENCIA

La sombra siempre y luz sin la luz mía
HERRERA

Tu soledad, Abril, todo lo llena.
Colma de luz la espuma y la corriente.
Aurora niña con su sol reciente.
Toro en golpe de mar como mi pena.

La soledad del corazón resuena
desierto ya como un reloj viviente,
como un reloj que late porque siente
la marcha de tu pie sobre la arena.

Y así vas caminando sangre adentro,
sangre hacia arriba, hacia el primer encuentro,
sangre hacia ayer en la memoria mía;

¡ay, corazón, donde me pisas tanto!,
¡qué soledad sin ti, cierva de llanto!
qué soledad de luz buscando el día.

Y ESCRIBIR TU SILENCIO SOBRE EL AGUA

Sólo florece el agua que está queda
MIGUEL DE UNAMUNO

No sé si es sombra en el cristal, si es sólo
calor que empaña un brillo; nadie sabe
si es de vuelo este pájaro o de llanto;
nadie le oprime con su mano, nunca
le he sentido latir, y está cayendo
como sombra de lluvia, dentro y dulce,
del bosque de la sangre, hasta dejarla
casi acuñada y vegetal, tranquila.
No sé, siempre es así, tu voz me llega
como el aire de Marzo en un espejo,
como el paso que mueve una cortina
detrás de la mirada; ya me siento
oscuro y casi andado; no sé cómo
voy a llegar, buscándote, hasta el centro
de nuestro corazón, y allí decirte,
madre, que yo he de hacer en tanto viva,
que no te quedes huérfana de hijo,
que no te quedes sola allá en tu cielo,
que no te falte yo como me faltas.

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