No me
aflige el corazón
un altivo
pensamiento.
ni fundo
torres de viento
en
cimientos de ambición.
Ni el
deseo me atormenta,
ni la
esperanza me daña,
ni el
falso amigo me engaña,
ni un
enemigo me afrenta.
No lloro
agravios, ni duelos,
ni me
ofende un proceder,
ni temo
que mi mujer
me
afrente, o me pida celos.
Si
quieres nietos, ahí están
presentes
Ceslao y Teleo,
que
logrando tu deseo
herederos
te darán.
Deja que
yo y mi apetito
siga en
el lugar que estoy,
donde si
honor no te doy,
al menos
no te lo quito.
Guillén de Castro.
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