Muerta en
Numancia la orgullosa gente,
y tantas
vidas y honras ha costado,
por honra
de aquel pueblo desdichado
queda
vivo un muchacho solamente.
El cual
puesto en lugar muy eminente
dar
promete las llaves del Senado,
y cumple
con las llaves abrazado
la
palabra y la vida juntamente.
Mas tu
Tirsi, con bríos de ira llenos
me
ofreciste las llaves de tu fuerte,
y viene a
menos la palabra dada.
Pero qué
digo, ay triste, viene a menos,
que tu palabra
de ninguna suerte
puede
venir a menos siendo nada.
Gaspar
Aguilar.
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