Ser
mandamiento me excusa
lo
que emprende mi rudeza,
pues quedará cualquier musa
para
cantar tal belleza,
arrinconada y confusa.
Y
así, con mi corto aliento,
puse
no puedo lo que siento,
diré
de esos ojos bellos,
que
ha cifrado el cielo en ellos
lo
que alcanza un pensamiento.
Son
fénix en este suelo
de
la hermosura mayor,
y
para pechos de hielo,
fuego
que envía el amor
y claridad para el cielo.
Son
la beldad abreviada
de
naturaleza dada,
por
dejar de sí memoria,
porque
levantó su gloria
en
cosa tan sublimada.
Son
dulces en el mirar,
graciosos en el reír,
temidos
por el matar,
afables
para seguir
y
fuertes para esperar.
Por
ser de tal compostura,
son
norte que me asegura
en
el mar de mis cuidados,
y
por ser tan extremados
son
polos de la hermosura.
Gaspar
de Villalón (¿? – Valencia, 1622) Caballero de la Orden de Montesa y de San
Jordi d’Alfama.
Fue
uno de los fundadores de la Academia de los Nocturnos, grupo de escritores,
intelectuales y poetas que se reunían una vez por semana, por la noche, en el
palacio de los Catalá de Valeriola (Valencia) para leer críticas, poesías, etc.
A las sesiones asistían bajo seudónimos (el de Gaspar de Villalón era
Tinieblas).
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